1.2 El comienzo de una amistad...

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En un parpadeo, el sol había salido lo suficiente como para iluminar el camino con bastante claridad, aún faltaba tiempo para llegar a su destino. Algunos pocos estaban dormidos, otros más conversando, se levantaban de sus asientos para desayunar mientras comenzaban a convivir.

— ¡Ahh!—Bostezaba Maney. — ¡Qué bien dormí! ¿Cuánto falta para llegar?—Volteó para ver que su amigo estaba dormido y recargado en el hombro de ella. —Tim...— Sonrió. —Ahora es mi oportunidad para buscar a Iker. —Rio maliciosamente; recostó a Tim en los asientos y se levantó en busca de su otro compañero.

— ¡Oye Maney! ¡No seas cruel, no me dejes aquí!—Como si hubiese tenido un sensor, Tim se levantó al instante.

—Perdona, es que quiero buscar a Iker...

—Lo buscaremos juntos. —Le sonrió y caminaron en el camión en busca de Iker.

Y en otra parte del camión, hasta atrás se sentaba un hombre muy guapo, su cabello guinda alborotado le hacía ver muy bien, su piel blanca y sus ojos de pupila roja le daban un aspecto muy atractivo. Era alto y delgado, pero musculoso, vestía como un auténtico "chico malo", toda su ropa negra exceptuando una cadena plateada y brillante que se enganchaba perfecto a su pantalón. A su alrededor, se encontraban muchas jóvenes de diferentes edades, conversando con él y admirándolo, los amigos de este hombre también estaban a su alrededor, farfullando junto con él, parecía que era la atracción de todas.

— ¡Ah! Derek es tan guapoooo...—Balbuceaba una jovencita con dos chongos que se asomaban de su cabeza y unos cuántos kilos de más.

— ¡Sí! ¡Pero hay tantas tipas aquí, que no puedo verlooo!—Se quejaba otra con el cabello de tono más oscuro y ondulado.

—Por Dios nenas... ¿Qué le ven? No tiene nada de especial...—Decía una chica muy linda con bastante indiferencia, su cabello le llegaba hasta el pecho y al igual que el muchacho era pelirroja, sin embargo su color era más vivo y claro, tanto que casi le daba un tono rosado. Sus ojos verdes esmeralda la hacían ver igual de atractiva que el joven, ella tenía una figura bastante delgada.

—Mara, lo dices porque estás en la misma posición que él. ¡No es justoo! Los dos harían una pareja muy buena...—Insinuaba una de sus amigas.

—La verdad es que en mi vida le he dirigido la palabra. Además, va en sexto semestre...

— ¿Y qué?—La interrumpió. —Nosotras vamos en quinto y tú eres la más hermosa de todas las presentes. Es obvio que si le hablas en este momento te hará caso, no sé por qué no te has animado a hacerlo en todo este tiempo.

—No estoy interesada. —Dijo serena, se volteó hacia la ventana.

— ¡No puedo creerlo! ¿De verdad?—Cuestionó su otra compañera.

—Sí, no me interesa nada con él...

—Eso es lo que dicen, pero recuerda cae más rápido un hablador que un cojo...

—Puede ser. —La pelirroja se quedó pensativa un momento y sus ojos voltearon en busca de aquél chico que se encontraba en un mar de mujeres.

—Como sea Mara, si tú no quieres ir ¡Iré yo!—Dijo su amiga levantándose de su asiento e intentando caminar hacia donde estaban todas.

—Si eso quieres... Yo iré a dar una vuelta por el camión. —Mara se levantó y comenzó a vagar, los hombres volteaban a verla pero ella pretendía no darse cuenta y continuaba su camino. De repente alguien ahí le llamó la atención. En los primeros asientos del autobús, cerca del maestro en turno se encontraba una muchacha, se veía muy pequeña comparada con todos ahí. Incluso se peinaba de dos colitas con un fleco que la hacía ver adorable, su cabello oscilaba entre el castaño y dorado. Poseía unos grandes ojos color miel llenos de pestañas, toda ella era casi como una fina muñequita.

—Hola, pequeña. —Sonrió Mara. —Me llamo Mara. Eres muy linda ¿Eres hija de algún maestro?—La niña volteó a verla y contestó casi con inexpresividad:

—No, soy alumna de aquí.

—¿¿¿QUÉEEEE???—Casi gritó Mara, sorprendida. Se talló los ojos y después exclamó: — ¡Dios mío! ¡¡Pero si eres una cosita!!

—Tengo trece, en breve cumpliré catorce años. Voy en primer semestre.

—Yo tengo diecisiete y voy en quinto. —Dijo aun sorprendida. —Trece años... ¡Nadie entra con esa edad!

—Yo sí, me hicieron un examen y saqué 198 puntos.

— ¡Son 200 preguntas! ¡¡No me creo que las hayas respondido excelentemente!!—Su sorpresa aún no se salía de su cara. —Aunque viéndote bien, sí tienes el cuerpo de una mujercita...—La examinaba.

—No me mires de esa forma...—La pequeña se sonrojaba.

—Por cierto ¿Cómo te llamas?

—Uma Suemy. —Dijo tácitamente.

—Qué lindo ¿Cómo quieres que te llame?—Sonrió Mara, se agachó y acarició la cabeza de la niña.

—No tengo preferencia.

—Bien. Te diré Suemy... ¿Y tus amigos?

—No tengo.

—Qué triste...—Dijo llevándose una mano al pecho, bajó la mirada y enseguida se le ocurrió. — ¡Ven conmigo! No debes estar aquí aburrida, te presentaré con mis amigas ¿Quieres?

—Sí. —Aceptó Suemy, Mara la tomó de la mano y caminaron por ese pasillo repleto de gente...

Memories 1 Inicia el viajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora