2.22 Un gusto en común

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—Dime ¿Te enamoras de los chicos que te tratan bien, o es un reflejo porque son amables?—Volteó para saber quién era el causante. Muchos pasos atrás, vio que se trataba de Iker.

— ¡Iker! ¿Qué haces?— Le preguntó.

—Llegué temprano y vi que estabas con Tim pero no quise interrumpir...—Le insinuaba burlón.

— ¡No digas tonterías!—Caminaba más cerca hacia él, cruzaba los brazos al decirlo. —Él es un niño...

—Ajá, y yo soy psíquico...

—Iker, yo en la vida he tenido amigos. Al fin entiendo lo que me dijo Derek una vez: "esa gente es mi fanática, no mi amiga" sentir la calidez que me da Tim, o Derek, o tú es muy distinta a lo que se siente cuando estoy con otros hombres.

Iker la escuchaba atentamente. —Te entiendo...—Le dijo muy serio. —La verdad es que ¿Quién no se sonroja cuando Derek le habla?—Su tono cambió a ser uno más payaso, sus ojos brillaron, juntó sus brazos y su alrededor se llenó de estrellitas.

—Jejeje, si tú lo dices... « ¡Está bien loquito! Jijiji »

— ¡Sin la locura, la vida no sería vida!—Iker le contestó riendo.

—Yo no dije nada... —Balbuceó Zuley, palpando la gorra que traía puesta.

— ¡Seguro que no!—Le guiñó. —Por cierto, ayer noté que estabas escuchando a los Trinux...

— ¡Sí! ¡Es que es mi banda favorita!—Respondió completamente enérgica.

— ¡También la mía!— Iker se emocionó.

— ¿Escuchaste la última? La de Si solo...

— ¿Es la que canta Tristán, no? Claro. Hasta vi el video de Mira el sol...

— ¡Fue un encanto!—Ella comenzaba a emocionarse por la plática. —Fíjate que he estado buscando los álbumes pero han estado agotados...

—Por eso yo siempre los compro en internet cuando salen a preventa. Obvio Derek se enoja, pero no me importa. —Se reía burlón. —Dice que la tarjeta es para emergencias... ¡Eso es una emergencia!

—Jajajaja.

Los dos comenzaron a platicar de música, y caminaron por el pasillo al el primer patiecito donde los dos se sentaron a conversar por un largo tiempo. Y de esta forma es como el tiempo escolar transcurría con ellos. A veces siendo generoso y brindándoles un buen espacio, otras en las que con trabajos podían verse una vez cada cinco días hábiles. Días en los que todos podían estar reunidos, o en los que dentro de ese grupo de seis, se juntaban entre dos, o tres. No importaba mucho, si no se veían en la escuela, podían verse fuera o hablar por otros medios. Sin querer, ellos mismos fueron abriendo su confianza y estrechando cada vez más el vínculo...

Memories 1 Inicia el viajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora