Pov Alex
- Se suponía que llegaríamos a las 9 y así estar ahí todo el día. - dije molesta. - Vamos 3 horas tarde.
- Deja de quejarte, te saldrá una arruga en la frente - Dijo Percy - Ahora sólo céntrate en la carretera, no vallas a chocar.
- ¿Por qué siempre están tarde? - continué quejándome - Llegué a recogerlos a la hora exacta, a las 8:30 y cuando entré a su departamento, todos estaban dormidos, todos. Y no sabía cómo despertarlos.
- ¿Cómo que no sabías! - Dijo Leo - Entraste a mi habitación con un florero lleno de agua lista para tirármela, menos mal que estaba despierto y vestido.
- Te despertaste solo porque escuchaste el grito de chica de Jason - continué.
- Me tiraste el agua del florero, y encima estaba helada.
- Quizás si hubieras dormido con polo no te habría helado tanto. ¿Por qué los chicos siempre duermen sin polo?
- Porque hace mucho calor, además, las chicas también lo hacen.- Dijo Percy.
- ¿Y tú como sabes que lo hacen? - Pregunté con una sonrisa maliciosa. Joder, que pervertida soy.
- Eso - Dijo Jason - ¿Tú como lo sabes?
- Sólo lo supongo. - respondió nervioso.
- Qué cosas harás con tu novia...- suspiré - Oye, nunca me contaste sobre ella. Jason, tú tampoco me has contado sobre ella.
- Pues...- comenzó Percy - Se llama Annabeth, es muy inteligente...
- Lo contratrio que tú - se burló Leo.
- Jodete - respondió Percy - Es muy bonita - prosiguió - Le encanta leer y sabe pelear, igual que tú.
- Me cae bien - comenté - Tu turno Jason.
- Ella es muy bonita, de alguna manera logra convencer a hacer cualquier cosa a quien sea, es divertida y... la amo.
Me sorprendió lo que dijo. Qué tierno. De seguro en ese momento tenía una cara de boba tremenda, a mí nunca me habían dicho que me aman, ni siquiera mis padres. Yo quiero un Jason, o un Percy.
- ¿Me dejas arrancarte un pelo? - me miraron raro. Claro que sí, en mi cabeza se escuchaba mejor.
- ¿Para qué? - Preguntó
- Te voy a clonar. Necesito uno de ustedes, pero yo te haré guapo.
- ¿Como? - preguntó con falsa indignación - Todas las chicas me desean.
- Estan ciegas, a demás, esas tienen un nivel bastante bajo en gustos - seguí bromenado - Llegamos. - Me estacióne. El parque de atracciones es más grande de lo que recordaba.
Cada uno pagó su boleto y entramos. Habían familias, parejas, amigos, de todo. Las atracciones...enormes, montañas rusas, tagadás, esas cosas que te hacen rodas que no sé como se llaman y muchas otras cosas que no sé sus nombres. No me puedo olvidar de lo más importante, el algodón de azucar, dios... comerlo es como comer una nube.
- ¿Qué hacemos primero? - preguntó Nico.
- Empecemos por algo fuerte, ¿Qué tal la montaña rusa? - Sugirió Leo.
- Por mi perfecto - Todos asintieron y fuimos hasta nuestro objetivo. Y así una y otra y otra y cuando llegamos a unas trece atracciones fue cuando decidimos ir a comer algo. También había de todo, pizza, pollo, hamburguesas, papas fritas...
- Muero de hambre. - dije.
- Todos tenemos hambre - dijo Nico.
Nuestro turno.
- Denos cinco hamburguesas, una pizza, muchas papas fritas y unos diez nuggets, por favor. - todos me miraron sorprendidos
-¿No es demasiado? - preguntó Percy
- Para ustedes las hamburguesas y el resto para mí - Dije. Me miraron aun más sorprendidos - Bueno...si quieren les invito un poco - No dejaban de mirarme - Miren, siento no ser de esas chicas que se piden ensalada. Así que dejen de mirarme.
Después de treinta minutos esperando nos trajeron nuestra comida a la mesa. No quedó nada, a la mitas de la comida los chicos se empezaron a preocupar porque creo que pensaban que no me lo terminaría todo. No me conocen lo suficiente. Al final me lo terminé.
- Voy al baño - dijo Leo.
- Te acompaño - dijeron Percy y Jason. Los tres se fueron y me quedé sola con Nico.
-Y...Saca tema - dije
- No se me ocurre nada - respondió. Y de la nada, el camino se iluminó y fue cuando lo ví, lo más hermoso que existe... el algodón de azucar. De un momento a otro, tube hambre otra vez. Busqué desesperada mi billetera para ir a comprar mi preciado bebe, pero no estaba.
- ¿Has visto mi billetera? - pregunté buscándola por todos lados.
- No, ¿Segura que no la tiene? Busca bien.
- ¿Por qué me pasa esto a mí? - dije lamentándome - Mierda, mierda, mierda.
- ¿Cuánto dinero llevabas? - preguntó Nico.
- Unos quinientos. Pero el dinero no importa.
- ¿Qué más llevabas?
- Nada más, sólo dinero
- ¿Entonces qué te preocupa?
- Es que...ya no podré comprar mi algodón de azúcar - dije triste.
- ¿Todavía tienes hambre? - preguntó sorprendido y asustado. Ahora ya sabe que soy un pozo sin fondo.
- Algodón de azucar.
- Eres como un bebé llorón.
Se levantó de nuestro asiento, no me fijé a dónde iba, sólo me quedé con la cabeza apoyada en la mesa soñando con probar un delicioso algodón de azúcar.
- Toma - dijo acercándome algo color rosado. Levanté la vista y lo ví, a mi bebé.
- Gracias, gracias, gracias - dije muy contenta - Te lo pagaré, lo juro.
- No necesito el dinero, es un regalo.
Mariposas - Sí, creo que eso es lo que describiría lo que sentí, muchas jodidas mariposas por todo sitio. Esa fue la primera vez que lo sentí, me gustó cómo se sintió.
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La Protegida
FanfictionNo me reconozco. Mi nombre es un misterio, su significado se perdió en un mar de mentiras. Sin embargo, a él sí lo reconozco. Sí. Sus ojos me revelan la verdad escondida detrás de las palabras de quienes he amado. O no. Tal vez su boca también me mi...