- Hazlo. -Dijo Elena entusiasmada.
- No. -Respondí completamente avergonzada.
- Tienes que hacerlo. Perdiste la apuesta. - Añadió. -Además, él está bastante bien. - Sonrió pícaramente.
- No voy a hacerlo - Me ruboricé. - Es mi entrenador y mi mejor amigo. ¿Acaso todas las hijas de Afrodita sois así?
- ¿Mejor amigo? ¿Ya lo dejaste en la friendzone?
- No puedo hacerlo.
- Pero seguro que Aaron quiere que lo hagas. - Insistió.
- No le gusto. Imagínate cómo se pondrá si le beso. - Comenté. - No querrá volver a hacercarse, pensará que me gusta y que no respeto el espacio privado. - Continué.
- Estas perdiendo tiempo, tarde o temprano lo harás. Esto te pasa por apostar conmigo. Yo siempre gano.
- ¿Y luego qué le diré? ¿'Te besé porque perdí una apuesta. Tranqui que no me gustas'? Es estúpido.
- No le digas que fue una apuesta.
- Yo...
- Tú nada - Me interrumpió. -Perdiste y ahora tienes que pagar. Ahora.
Obligada, salí de su cabaña. Me dirijí al campo de entrenamiento y vi a Aaron peleando con uno de sus hermanos. Como siempre, él estaba ganando. Volteé a ver a Elena y la divisé sentada bajo la sombra de un arbol con el resto de las hijas de Afrodita, a parecer ya les habia avisado de lo que iba a pasar. Ella me sonrió y me hizo señas para que siguiera avanzando. Decidida, caminé hacia mi siguiente presa.
- Hola chicos. - Saludé. Ellos me dirigieron sus sonrisas. - Aaron. -Siguió peleando.
- ¿Qué pasa? - Preguntó sin detenerse.
-¿Podemos hablar?
-Claro. Luego seguimos Ross. - El chico asintió.
Leí su mente pero lo único que pensaba era '¿Que sucede?' Sinceramente, eso no me llevaría a nada bueno. Todo lo que hago siempre tiene una mala consecuencia. Necesito un descanso...
- ¿Aquí estamos bien? - Preguntó cuando habíamos llegado cerca al lago, donde no había casi ningún campista. Era uno de los sitios más vacíos.
-Sí. - Suspiré. - Solo quería preguntarte una cosa.
-Pues pregúntala. - No es tan fácil.
-¿Que piensas de mí? - Solté. Me miró confundido.
- ¿Que pienso de ti?
En aquel momento, su cabeza estaba llena de pensamientos. Tantas preguntas y respuestas flotando en ese lugar. No entendía lo que flotaba en ese lugar. Pero deseaba saberlo.
- Pues... eres una gran amiga. Me agradas. - Dijo. - ¿Porque lo preguntas?
- Eso no es del todo importante. - Añadí. - ¿Prometes que no te molestarás cuanto termine de hacer esto?
-¿Qué vas a hacer?
No le respondí aquella pregunta. Mi boca chocó con la suya, él sorprendido al principio no me siguió pero luego se fue soltando. Sí quería esto. Leí sus pensamientos.
¿Alex?...¿Esto realmente está pasando? ¿Qué es exactamente lo que está sucediendo?
Tenía que hacerlo largo, esa fue una de las condiciones de Elena. No sé cuanto tiempo pasó pero me detuve cuando el aliento se me agotó. Con la respiración entrecortada me detuve. Me separé lentamente de él y lo miré fijamente. Él me dedicó un suave sonrisa. Se la devolví. No tardé mucho en darme cuanta que había un grupo de campistas filmándonos. No me jodas, pensé.
- ¿Qué se supone que debo hacer ahora? - Preguntó Aarón. - Realmente no sé cómo va esto.
Sonreí.
- Con que me acompañes a mi cabaña estaré bien.
No hicieron falta más palabras. Caminamos hacia mi cabaña bromeando y jugando como lo hacíamos siempre. Pero no era igual, no. No podemos ignorar lo que sucedió, porque, a fin de cuentas, un beso es la clave para arruinar una amistad.
Llegué a mi cabaña sin ser violada ni raptada. Claramente Aarón se despidió y se fue, no iba a dormir conmigo. Sin pensarlo dos veces, tomé una larga ducha y me coloqué el pijama. Acto seguido me fui a dormir. Los brazos de Morfeo me esperaban.
Al día siguiente
¿Viste el video? ¿Aaron y Alex? ¿Son pareja? ¿Y el triángulo? ¿Será ahora un cuadrado? ¿Que pasará? Alex se está volviendo una perra. Pobre Aarón.
Los chismes duraron todo el día. Mi cuadrado era el centro de atención. Me enteré de varias cosas. Todos sabían de mi crush en Nico, mi rival Will y mi víctima Aaron. El vídeo estaba en toda la red social de semidioses que Leo creó, se llamó Olimpus. El vídeo se volvió viral para nosotros y publicaban cantidad de cosas sobre lo ocurrido. Felizmente lo de Nico solo ocurría en sus pensamientos, nadie le mencionó ni a Will en las publicaciones. Si él llegaba a enterarse no sé cómo podría excusarme.
No hablé con Aarón en todo el día, sí lo vi entrenar pero de lejos. No quería tener la conversación, no aún, era muy pronto. Caminé durante la mayor parte del tiempo, tenía que pensar. Pasaron varias cosas por mi cabeza. Mi llegada. Cara. Nico. Mis dones. Mi padre o madre divino. Aarón. Will. Yo. ¿Qué hay de mí?
Tú, pequeña, eres lo más importante de todo.
Un terrible ardor se sintió en mi cabeza. No podía ver. Con la esperanza de que e detuviera, coloqué mis manos en mi cabeza. Grité. Ni siquiera respiraba. ¿Qué era lo que me pasaba?
Hija mía. Llegó la hora, debes cumplir con lo prometido. Date cuenta de lo que tienes y úsalo. Elimina al enemigo. Vuelve conmigo.
Las palabras de aquella mujer eran lo ubico que podía escuchar. Sentía que gritaba pero no escuchaba mi voz. Pronto dejé de sentir las piernas y caí al suelo. Me revolcaba queriendo apagar lo que me sucedía como si fueran llamas. Nada funcionó.
Nada...logró pararlo.
- ¿Alex? - Escuché en susurro. Casi inaudible.
-Ayúdame. - Intenté gritar.
Negro. Todo se volvió negro. O eso creo, realmente no lo recuerdo. Desperté en la enfermería. Will estaba a mi costado, me vendaba los brazos. Intenté moverme pero él al darse cuenta, me paró.- Creímos que no despertarías. - Suspiró aliviado.
-¿Porqué? - Pregunté.
No contestó. Agarró su LPhone y mandó un mensaje, supuse que para avisar que había despertado. Al terminar, me miró fijamente y sonrió gentilmente.
-¿Sucede algo?
- Si, pero aún no sabemos qué.
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Jelou
Este es el caso de la semana.
Espero q lo disfruten. Ya saben q tienen q votar y comentar tmb suscríbanse plisss.¿Qué le oaso a Alex?
¿Quién es su madre?
¿Alex y Aarón?No lo sé
Bie
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La Protegida
FanficNo me reconozco. Mi nombre es un misterio, su significado se perdió en un mar de mentiras. Sin embargo, a él sí lo reconozco. Sí. Sus ojos me revelan la verdad escondida detrás de las palabras de quienes he amado. O no. Tal vez su boca también me mi...