Capítulo 33

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   - ¿Me escuchas? ¿Alex? - Preguntaba mi típico acompañante.

Me demoro unos segundo para ver claramente donde me encontraba: La enfermería.

- Me alegro que estés bien. - Suspiró. No tarde mucho en notar que su mano estaba entrelazada con la mía. Parecía realmente aliviado.

Pobre.

- Estoy bien. - Dije separándolo. Me senté en la cama que me encontraba. Nico, rápidamente, al verme hacer un movimiento tan brusco para una recién desmayada, me agarró el brazo para intentar tumbarme de nuevo. - ¿Qué haces? - Pregunté.

- No te hace bien...

- No necesito que me cuides. - Le corté.

- ¿Te encuentras bien?

- Mejor que nunca, ahora sí me disculpas debo irme.

- ¿Y a donde se supone que vas con tanta prisa, Alex? - Dijo sarcástico.

- No es asusto tuyo. - Me disponía a tomar mi espada que se encontraba apoyada a unos pocos metros de mí, cuando él se colocó en medio.

- ¿Que sucede, Alex? ¿Por que te compotas de esa manera? - Añadió dolido.

Supongo que como recordé quien soy, debo dar algunas explicaciones a los que me importaron en algún momento.

- Mira... resulta que ya se de donde vengo. - Respondí señalando la marca en mi brazo. - Y pues... no es necesario que sigas fingiendo que me quieres, ya no necesito tu cariño. Cuídate mucho.

Acto seguido tome mi espada y fui directo a la salida del campamento mestizo. Se acabo mi trabajo aquí.
Fueron solo cuatro minutos los que pasaron sin ser interrumpida, tan solo a medio camino volvió a aparecerse el que solía ser prácticamente mi dueño.

- Entiendo que lo sepas ahora, pero no es necesario que te vayas. Aquí te protegeremos. Yo te protegeré. - Insistió.

- Ya dije que no necesito la protección de nadie. Sucede todo al revés, yo les protejo a ustedes. ¿Me harías el favor de quitarte?

- Alex...

- Nico, estoy algo ocupada ahora ¿si? Debo irme.

- ¿A donde? ¿Por que no mejor lo discutimos más tranquilos en tu cabaña?

- ¿Discutir que cosa? - Preguntó Annabeth acercándose hacia donde nos encontrábamos. - ¿Que sucede? ¿Por que tan serios? - Añadió sonriente.

- Ella... - intentó decir Nico.

-Me voy Annabeth. - Le interrumpí. - Por favor amárralo, ¿si? No deja de perseguirme. - Continúelo dirigiéndome hacia ella.

- ¿Como? ¿A donde se supone te vas? - Pregunto intrigada.

- Eso no es asunto tuyo. - Respondí rígida. - Disculpa, debo irme ahora.

- Eh, espera. ¿Por qué quieres irte, Alex?

    - No me digan Alex, le quita todo el significado a mi nombre. Soy Alexandra. - Comenté. - Respecto a lo otro, Nico ya te explicará. - Suspiré. - Miren, no quiero tener que apartarlos yo, ¿si? Salgan.

   - Sabe de quien es hija y ahora quiere irse. - Dijo el hijo de Hades a la rubia.

   - Oh.

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