No quiero hablarte de Borja y de su chica. Sencillamente no quiero. La relación que mantengo a día de hoy con Borja es razonablemente amistosa. No tengo por costumbre hablar de mis amigos de tal modo que pueda ponerlos en una situación difícil o comprometer su imagen. En cuanto a aquella chica... todo lo que podría decir de ella sería mezquino y estaría cargado de rabia, así que prefiero no decirlo. Como solía decir mi amiga Ewa (pronto te hablaré de ella), "si no puedes decir nada bueno es mejor que no digas nada".
Baste decir que lo que ocurrió me hundió de modo definitivo. Era apilar otro golpe más a una pila de pequeñas tragedias. Primero Gabriel, luego mi adolescencia... Andrés, Aarón, todas las pruebas de que yo en realidad no merecía aquello. De que yo no estaba destinada a amar. De que yo no era para nadie. Cuántas veces me repetí aquellas palabras, llorando de pura desesperación, acurrucada en mi cama.
– Yo no soy para nadie, no soy para nadie, no soy para nadie...
Ni siquiera podía sollozar, llorar en alto. ¿Cómo iba a hacerlo? No podía, sencillamente. Eco era feliz con Alicia, mi madre era feliz con su trabajo, mi padre... mi padre seguía estando bien. ¿Qué derecho tenía yo a irrumpir en todo aquello con mi enésima decepción, con mi enésima tragedia?
Me sentía patética. Me sentía inútil, molesta, innecesaria. Supongo que esa era la palabra en realidad. Innecesaria. Mi familia ya tenía a Eco, él era poco menos que el hijo perfecto. Eco tenía a Alicia, yo ya no hacía falta en su vida. Anabel y Álex se tenían el uno al otro. Y Vic y Julio estarían bien sin mí. Yo solo era un problema detrás de otro.
Hay algo que quiero que entiendas desde el principio. No es necesario buscar motivos para una depresión. No tiene sentido decir que Borja "causó" mi depresión. No estoy diciendo eso. Quiero explicarte los pensamientos que se repetían en mi cabeza, las cosas que me llevaron a hundirme lentamente.
Normalmente ni siquiera hay un motivo claro para una depresión. Lo primero que tienes que entender es que no hacen falta motivos para estar deprimido. Uno lo está. No es algo que suceda siguiendo el patrón de causa y consecuencia. Sí que es cierto que muchas veces hay un desencadenante. Pero es una enfermedad como lo es el cáncer. Más lenta, pero devastadora.
Lo que quiero decir es que no es necesario buscar culpables.
Lo siguiente que quiero decir es que una depresión es como un pozo muy profundo. No hay una forma fácil de salir. Ni siquiera estoy segura de que haya una forma de salir. A veces me da la sensación de que siempre tendré un pie dentro del pozo.
No sé muy bien qué quiero decir, en realidad. En aquel entonces, incluso cuando me venía abajo lentamente, rompiéndome en pedazos con cada respiración... intentaba parecer optimista. Qué irónico, ¿no? Una depresiva optimista. Pero solía decirme que de no intentarlo no iba a conseguirlo. Sentía que ya no quedaba nada que salvar en mí. Pero eso también significaba que no quedaba nada que perder.
Ya no tenía fuerzas para nada. Al principio logré... fingir, sí. Actuar. Soy más dura de lo que parece, una y otra vez. Me lo repetía a cada momento como una especie de mantra silencioso. «Eres más dura de lo que pareces, eres más dura de lo que tú misma sabes. Puedes con esto, puedes con esto, puedes con esto».
Obviamente, no pude.
No sé en qué momento dejé de comer. Fue entre noviembre y diciembre. No hubo un motivo claro, aunque una parte de mi subconsciente repetía una y otra vez que si Borja se había ido con otra era porque yo no era atractiva. Que el peso que había cogido para poder donar médula me había hecho convertirme en una repugnante bola de sebo. Que era repulsiva y por eso Borja había tenido que irse con otra.
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La Chica de Lluvia
Teen Fiction"Ven conmigo. Te revelaré algunas cosas. Te contaré una historia. Te explicaré cómo mi madre se quedó embarazada de mellizos, cómo el amor de mis padres se convirtió en algo diferente y cómo se volcaron en los dos niños sietemesinos que nacieron de...