La vida de Sung Ryung era muy tranquila. Trabajaba en su propia floristería, ahí se dedicaba a observar y cuidar muy atentamente de sus "pequeñas" así les llamaba. Vivía sola en Long Beach, California. Le agradaba mucho su clima semitropical. A pesar de que no tenía mucho tiempo libre, ella se divertía cuidando de su tienda. Esta había prosperado en estos últimos años a su cuidado. Era lo único tan importante, como su hijo, que la hacía feliz. Su día empezaba a las seis de la mañana cuando salía a correr por las playas, después regresaría una hora después para ducharse. Se cambiaba y preparaba su desayuno, al terminar tomaba las llaves del auto y se dirigía a la tienda. Le gustaba ver las playas de California, eran tan alegres y bulliciosas. Por lo menos a través ventanas eso parecían. Tendría muchos recuerdos con su hijo en esas playas, de cuando Yunho apenas era un niño. Se alegraba de tener un hijo educado, respetuoso y tierno. Ciertas veces podía ver tristeza en sus ojos, pero trataba de animarlo con cualquier excusa y entonces él volvía a sonreír. Ella deseaba la felicidad de su hijo, como toda madre no dudaría en sacrificarse si fuese necesario, incluso así eso signifique la ruina de su hasta entonces esposo.
Durante todos estos años trato de dejar atrás sus recuerdos, en los que ella se veía en familia. Le fue difícil borrarlo de los recuerdos de la escuela media pues no habría caído en cuenta que Sang Woo estaba en todos y cada uno de sus días como estudiante. Era como borrar toda su vida, pero trato y durante todos estos años no se permitía recordar nada. Aún después de la nostalgia de su pequeño y la de ella misma, tuvo que ser fuerte por ambos.
Ese día llegó temprano, el reloj marcaban las nueve. Salió del auto, aseguró todo y de su chaqueta sacó sus llaves. Abrió las puertas. Entró y comenzó poner todo en orden, limpió, acomodó todas y cada una de las flores. A las diez y media llegaría su asistente, él terminaría por arreglar lo último. Y cinco minutos después abrieron, llegaban sus primeros clientes, y ellos los esperarían gustosos. Sung Ryung recordó que hoy llegaría el pedido de la señora Williams, asidua compradora, tendría como marido a un director de cine. Y ella solo gastaba por "complacerlo" pues según ella las cirugías, ropa, zapatos, muebles, remodelaciones y hasta el jardín eran necesarios para mantenerlo feliz. Dejando de lado esas trivialidades, la señora Williams era una buena amiga, podían conversar de todo y aun así ella no dejaba de divertirla con sus ocurrencias. Sung Ryung estaba feliz pues su visita era más que motivo suficiente. Podrían tomar un café y conversar, que era lo que le hacía falta, bien podían hacerlo en la parte trasera del local donde se encontraba un pequeño vivero con una terraza. Estaba tan concentrada en podar un bonsái, que no se percató de que estaba llegando la señora Williams en su auto, el pedido de tulipanes había llegado esta mañana, horas antes de abrir. Así que en realidad solo estaba esperando que recojan el pedido.
La señora Williams era una mujer joven a pesar de que, a simple vista, y detrás de sus operaciones de pómulos, nariz y busto parecía mayor. Su rubia cabellera era sedosa y casi siempre la llevaba suelta, siempre vestía a la moda, pero esta vez estaba con ropa deportiva y lentes de sol. Se aproximó a la puerta y entró, a su entrada sonó la campanilla, Sung Ryung no se inmutó, pues seguía entretenida con el bonsái. La señora Williams se acercó con curiosidad donde su amiga y sin darse cuenta interrumpió sus pensamientos.
Es muy lindo ese arbolito -dijo sorprendida la mujer-
¡Oh! Helena no me di cuenta de cuando habías llegado. Y es un bonsái, a este pequeño le guardo mucho cariño pues hace unos días me lo trajeron enfermo, tenía cochinillas blancas, pensé que no podría curarlo, pero gracias a mis cuidados le están brotando nuevas hojas -Sung Ryung estaba muy feliz por el árbol-
No esperaba menos de ti Sung... además hablas de todas las plantas como si fueran niños -Helena soltaba un suspiro pues ella hubiese querido ser así de talentosa con las plantas-
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"Sometimes it's not the End"
Fanfic"Hay situaciones que a veces no podemos controlar y solo nos queda dejarnos llevar por el destino". Cuando Kim Jaejoong conoce a Yunho, ni siquiera le parece un tipo agradable pero este poco a poco se va ganando su confianza y por ende su amistad...