Disculpen el retraso, se me juntaron varias cosas de la universidad. Sin embargo aquí les traigo el capítulo. Gracias a las personas que han comentado, votado y leído la historia, este capítulo se los dedico a todos mis lectores. =D
Salí un rato con los chicos, todos ellos bebían y bailaban mientras que yo comía a rienda suelta una bolsa de doritos y tomaba un poco de jugo.
- ¿Por qué no tomas, Carlos?—indagó Liam cuando se sentó a mi lado.
- ¿La religión te lo prohíbe?—se burló Jason. A veces podían volverse realmente insoportables.
- No, no me lo prohíbe—sonreí—pero no me gusta el trago, me quema la garganta y al día siguiente estoy vomitando todo, así que no gracias.
- Eres una mujercita—bromeó Liam.
- No, no lo soy. Por si no te has dado cuenta, allí hay una "mujercita" y está tomando más que yo.
- Como digas—y nuevamente ganaba yo, siempre terminaban quedándose sin argumentos.
Liam y Jason habían logrado "conquistar" a dos chicas, con las cuales era lógico lo que iban a hacer, dormir con ellas y dejarlas al día siguiente como un objeto el cual ya usaron hasta cansarse. De hecho ahora que lo pienso, nunca he visto a ninguno de ellos en una relación de verdad, de hecho la relación más duradera de Jason había sido de tan solo una semana, y terminaron porque a ella no le habían dado permiso para ir a su casa y como él quedó con las ganas le terminó. En cuanto a Liam, su relación más duradera ha sido de tan solo dos días, ambos se engañaron, él se acostó con otra y ella se acostó con otro. No entiendo por qué terminaron, eran tal para cual.
- Carlos, mira quien está aquí—dijo señalando hacia la puerta de la discoteca con la barbilla. Era Alexa, estaba prácticamente en pijama y buscaba a alguien desesperadamente.
- Hola, chicos—saludó una de las "amigas" de Liam— ¿saben qué le pasa a esa loca? Llegó preguntando por un tal Louis y un tal Jorge.
- ¿Cómo vamos a saberlo?—respondió Liam—no somos adivinos.
- Eres un...
- Calma, Alicia. Mi hermano solo está muy irritable, amaneció con el pie izquierdo.
- Tal vez es por qué Carlos me debe una explicación.
- ¿Qué?—respondí regresando de mi trance, me había quedado mirando como bobo a Alexa, incluso después de irse me quedé mirando la puerta por la que había salido.
- Que me debes una explicación, idiota.
- ¿De qué?—contesté confundido.
- Hablemos afuera—estaba irritado, su actitud le delataba y normalmente cuando estaba irritado se fumaba unos cuatro cigarrillos de corrido o golpeaba algo cercano, siempre era una bomba a punto de estallar.
Con la mirada de preocupación de Jason y la despreocupación de Alicia, nos encaminamos a la salida. Las personas que conocían a Liam sabían que yo estaría en problemas si decía alguna palabra equivocada, en ocasiones él llegó a golpearme pero no me he alejado de su lado es porque sé que tiene problemas de ira y necesita ayuda, lastimosamente cuando le propuse que fuéramos a un psicólogo, se negó rotundamente y llegó al nivel de golpearme, ya que según él, le había insultado tratándole como un loco.
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Dios no te prohíbe divertirte
SpiritualMuchas personas piensan que por el solo hecho de seguir a Dios ya no podrás divertirte, que para seguirlo tienes que convertirte en un mojigato o en una persona aburrida. Yo tengo una opinión diferente y en esta pequeña historia planteare algunos de...