Prólogo

87.6K 3.7K 591
                                    

—Joder, de nuevo tarde — murmuré levantándome a toda prisa de la cama.

Un mes de trabajo y esta era la tercera vez que me quedaba dormida, necesitaba el trabajo y si no comenzaba a hacer algo terminaría despedida.

Me duché a toda prisa y me coloqué un vestido negro hasta las rodillas pegado al cuerpo y tacones color nude.

Cepillé mi cabello rizado en tiempo record, perdiendo varios mechones de este en el proceso.

Tomé mi cartera y busqué las llaves del auto en esta, cuando no las encontré comencé a desesperarme.

—Mierda ¡Donde están las llaves! —exclamé al cielo desesperada.

Mientras desordenaba aún más mi habitación en busca de las malditas llaves mi hermano entro en ésta únicamente con un bóxer puesto.

—Ten —me tendió las llaves como si nada, pero en mi mente oí un coro de ángeles cantar.

Le arrebaté las llaves justo antes de que se dejara caer en mi cama y continuara durmiendo.

—Gracias, no sabes cuánto te amo —le dije saliendo de la habitación.

Salí del departamento y corrí a toda prisa por las escaleras desesperada por llegar al estacionamiento.

Cuando lo conseguí me subí al auto y sin cuidado alguno aceleré a tope. Debo de reconocer que conduje como una desquiciada ganándome varios insultos y ayudando a acelerar mi muerte, pero es que no tenía intenciones de perder el trabajo.

Bajé un poco la ventanilla para que me llegara el aire pero luego descubrí que había sido una idea horrorosa, mi cabello lucia como un nido de pájaros.

Cuando llegué al hotel en el que trabajaba como recepcionista traté como pude de arreglar mi cabello y pinté mis labios de un rojo para darle algo de color a mi rostro.

Tomé mi cartera y bajé del auto con la esperanza de que el señor Lynn no estuviera esperándome para regañarme, ese hombre siempre buscaba una razón para hacerlo, pero ahora yo misma se la estaba dando.

Entré en la recepción encontrarme con que en mi puesto había una chica, pero no cualquier chica, Alice Ford, la amante del señor Lynn y una completa perra en mi opinión.

Me acerqué para preguntarle que hacía en mi puesto pero ella se me adelantó.

—El señor Lynn te espera en su oficina —me dijo con su voz de ardilla sin mirarme en ningún momento, como si no fuera digna de recibir su atención.

—Perra —susurré.

— ¿Que dijiste? —preguntó con el ceño fruncido.

—Que quiero comerme una pera, hoy no desayune y...

—Tampoco me cuentes tu vida.

—Pero tú...

—Nada, el señor Lynn te espera —me cortó con una sonrisa— y creo que no son buenas noticias.

Decidí ignorarla e ir a ver qué era lo que quería ahora ese hombre, siempre estaba criticándome o gritándome "sonríe más" "no sonrías tanto, parece que estas coqueteando con los clientes" "quita esa cara de amargada" era imposible complacerlo.

Toqué su puerta y me balanceé en mis pies mientras esperaba a que me dejara pasar.

Cuando oí un "pase" puse una sonrisa lo más convincente que pude y entré.

El señor Lynn estaba sentado tras un escritorio con cara de pocos amigos.

—Tome asiento —me ordenó.

Hice lo que me pidió y esperé a que hablara.

—Está despedida —me comunicó con una sonrisa de satisfacción.

— ¿Qué? ¡No! Por favor deme otra oportunidad, le prometo que no volverá a ocurrir —rogué compungida.

—Lo siento pero este es un lugar serio, no aceptamos este tipo de comportamientos.

—No volverá a ocurrir, pero por favor —prometí— necesito este trabajo.

—Mhm... podría considerarlo si tú me ofrecieras algo a cambio —murmuró con voz lujuriosa— si sabes a lo que me refiero — me guiñó un ojo.

Abrí la boca ofendida y tomé el vaso de agua que había en el escritorio y se lo eché encima.

—¡Cerdo asqueroso, puede meterse su trabajo por donde mejor le quepa! —le grité molesta y salí de allí echando humos.

—Maldita perra —le oí murmurar pero le ignoré, no me rebajaría más a su nivel.

Mis ojos se llenaron de lagrima que me obligue a no derramar hasta que estuviera sola, no dejaría que nadie me viera derramar una lagrima.

Cuando salí del lugar me subí a mi auto y manejé hasta que me alejé unas cuadras del hotel. Me estacioné en el primer lugar que encontré y me derrumbé en un mar de lágrimas.

No tenía trabajo y lo necesitaba para mantenernos a mí y a mi hermano. Estaba jodida.



My Complement. MADLY IN LOVE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora