Capítulo 30

43.1K 2.2K 288
                                    

Esto no podía estar sucediendo, no. Tenía que estar soñando. Probablemente en algún momento despertaría y me reiría de todo esto. Sí, eso tenía que ser.

Me piñizqué disimuladamente el muslo, esperando con todas mis fuerzas dejar de ver el rostro perfecto de la mujer que tenía frente a mí, pero eso no sucedía. Creo que podría arrancarme en trozo de muslo antes de que me despertara de un sueño que no existía.

Maldita sea, ¡No estoy soñando! Esto está pasando.

Pero, ¿ven de lo que hablo? No llevamos ni un día de novios, hace un par de horas conocí a su familia y ya tengo a su ex novia en frente. En mi cabeza, eso no sonaba para nada justo.

―Hola, tú debes ser la chica del servicio ―rompió el silencio Miranda, arrugando la nariz y mirándome de forma despectiva desde lo alto. La chica era tan alta como el obelisco y ojo, yo no era una chica pequeñita, pero esta mujer era como, literalmente, un gigante. Probablemente rozaría el metro ochentaicinco― ¿Podrías avisarle a Ian que su novia lo está esperando?

Espera, espera, espera. ¿Novia? ¿Me perdí de algo? Porque hasta donde entendí, ellos no son novios, ni amigos, ni conocidos, ni una mierda.

―Perdón, pero Ian no se encuentra en casa ―dije educadamente, ocultando toda mi frustración y molestia detrás de una tensa sonrisa. ¿Acababa de confundirme con la chica de la limpieza? Bien, no me ofendía, era un trabajo digno. ¿Acababa de mirarme despectivamente? Si, también, pero me valía tres pepinos lo que esta perr... señorita pensara de mí.

―Oh, bueno, voy a esperarlo ―dijo haciéndome a un lado de un empujón y dejando detrás de si dos maletas tan grandes como la dueña― Puedes traer eso y ponerlo por ahí ―ordenó haciendo una señal de desdén con la mano.

Tienes que estar jodidamente bromeando. ¿Ian había sido novio (y casi marido) de esta perra desagradable?

Con el ceño fruncido, y echando humo por las orejas, dejé las maletas de la perra en el pasillo y cerré de un portazo la puerta.

―¿Tienes una maldita idea de cuánto valen esas maletas y su contenido? ¡Probablemente más que tu maldita vida, estúpida! ―Exclamó en cuando se percató de mi actitud― Toma esas maletas ahora mismo y tráelas...

A grandes sacadas, me acerqué a la perra hasta quedar frente a ella y planté mi palma muy cerca de su rostro para callarla. Su voz no era chillona, pero si inmensamente desagradable. Desprendía arrogancia, petulancia y superioridad.

―Primero que todo, no soy la chica del servicio, soy novia de Ian, y aunque lo fuera, no soy tu criada para recibir y acatar tus ordenes ―comencé con aparente tranquilidad― Segundo, no me hables en ese tono, porque no me importa quien seas, ni quien creas que eres, voy a hacer cosas muy feas con tu rostro si no te calmas. ¿Lo entiendes, o necesitas que te lo dibuje?

Ella me miró con ojos llameando en furia mal contenida y su rostro había adquirido un leve sonrojo producto de la indignación y rabia. Supongo que no estaba muy acostumbrada a que la pusieran en su lugar.

―¿Quién te crees que eres para hablarme así? ―espetó entre dientes, sin quitar esa maldita mirada de superioridad y desdén que me estaba poniendo de los nervios― ¿Tú, novia de Ian? Por favor ―dijo soltando una risita bañada de burla― Sé que Ian tiene mejor gusto que esto. Tú, cariño, no eres más que la chica de esta noche o semana. No te confundas, no eres más que su puta.

Oh, ella definitivamente no había dicho eso. Muy bien, yo lo intente, que nadie diga que no. Traté de ser educada y civilizada, pero con tipas como ésta, no se pueden hacer las cosas bien.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora