Capítulo 19

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Luego de saciar mi hambre con cantidades exorbitantes de Pizza, alitas de pollo, papas fritas y delicioso helado de frambuesas con crema batida, me eché a dormir una siesta. Hasta ahora no lo sabía, pero comer cansa, y mucho. 

Cuando me desperté, a eso de las cinco de la tarde, Lily ya se había ido a su casa, y ocurrió algo impensado, extraordinario, preocupante y anormal tratándose de mí. Tenía deseos de limpiar el departamento.

¡Yo, Cindy Cooper, tenía ganas de limpiar la casa! ¡El maldito ser más flojo del mundo!

Esto era algo que merecía ser documentado para que en un futuro, el mundo tuviera constancia de que los milagros si existían.

Por eso, con la determinación de dejar el departamento limpio y reluciente, me levanté, me coloqué una camiseta holgada de mi hermano, unos Leggins y unas sandalias, me tomé el cabello en una coleta alta y con escoba en mano comencé a limpiar.

—¡Jack! —llamé a gritos a mi hermano para comprobar si estaba en casa. Al parecer no lo estaba, porque luego de cinco minutos no obtuve respuesta.

Mi hermano era un chico muy limpio y ordenado, todo lo contrario a mí, por lo que no me preocupe por su habitación demasiado. Sabía que limpiarla no me tomaría demasiado porque ya lo estaría.

Comencé con la cocina. Lavé los platos, cubiertos y vasos que utilizamos al almuerzo. También el refrigerador, la cocina y la mesa de granito. Limpié el piso dejando un suave olor a lavanda y continúe del mismo modo con la sala y el comedor.

Para cuando termine estaba completamente agotada. Pero aún me faltaban las habitaciones por lo que no perdí tiempo en descansar y me dirigí a la habitación de mi hermano.

La habitación de mi hermano no era como la de cualquier adolescente de su edad. No. Él desde pequeño fue diferente. Nunca fue un chico de muchos amigos, pero siempre le caía bien a todo el mundo. Su único amigo siempre había sido Caleb, un chico de su misma edad que era todo lo contrario a mi hermano. No era el típico chico idiota, mujeriego, fiestero y con tendencias a meterse en problema. Siempre fue un chico centrado, responsable y amante de la música y los autos. Su infancia la pasó la mayor parte del tiempo en recitales del colegio, viendo carreras de autos en la televisión y soñando con algún día ser parte de ellas. Ese era mi hermano.

Por lo que su habitación estaba ambientada con posters de bandas musicales, autos y motocicletas. Sus paredes de color gris claro estaban repletas de ellos, su escritorio tenía pilas de partituras musicales, letras de canciones y panfletos de conciertos, concursos y academias.

Su cama estaba tendida, el edredón azul oscuro perfectamente estirado y sobre ésta alguno cojines de color gris oscuro.

Lo único que tuve que hacer fue limpiar un poco el piso y ordenar la ropa en su ropero. No toqué nada ni urgé en sus cosas porque confiaba lo suficiente en mi hermano como para respetar su privacidad, pero trate de ordenar lo mejor que pude la pila de papeles en su escritorio.

Luego llegó el turno de la mía. Madre de Dios, me avergonzaba decir que era mucho más desordenada y puerca que mi hermano. En mi habitación, había ropa tirada por doquier y bajo la cama había un mundo de suciedad, polvo y embaces vacíos. El suelo tenia manchas de comida y la cama estaba hecha un desastre de mantas sabanas y demás cosas.

Era un desastre en todo el sentido de la palabra.

No pude evitar soltar un suspiro de cansancio y sentir vergüenza de mi misma. Esto como mínimo me tomaría una hora.

Todo esto me pasa por ser tan desordenada, sucia y floja. Tonta, tonta, tonta.

Ok, está bien. ¡Manos a la obra!

My Complement. MADLY IN LOVE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora