Ian.
―Muy bien, pastelito. Si vamos a hacer esto, vamos a hacerlo bien ―comenzó Lily paseándose por la habitación con los brazos en la espalda― No quiero que haya ni la más mínima posibilidad de que esa mujer vuelva a interponerse entre ustedes. No la quiero cerca de Cindy ni del bebé. Por eso, lo que tienes que hacer es ir con ella y dejarle las cosas claras. Hola, Adiós, hasta nunca, no fue un placer.
Estábamos en el despacho de mi departamento afinando detalles para la sorpresa/pedida de perdón a Cindy.
Lily sí que tenía carácter. Me tenía completamente sometido a su voluntad. Pero creo que eso era bueno. Lo principal en una relación con una chica, luego de la confianza y el amor, era ganarte a su mejor amiga. Eso como que te abría las puertas a un mundo nuevo.
Creo que esas puertas se estaban abriendo para mí, aunque en un principio se hubiesen cerrado en mi cara y me hubieran dado un buen golpe.
Fruncí el ceño confundido.
―¿Quieres que vaya ahí y le diga que no quiero volver a verla? ―pregunté provocando que dejara de pasearse por el lugar y me mirara de forma amenazante.
―Quiero que hagas más que eso, pastelito ―habló con voz cantarina, llamándome de la forma que tanto odiaba que hiciera. ¿Por qué pastelito? ¿Había algo más humillante que eso?― Quiero que te asegures de que ella va a estar al menos a un continente de distancia de mi amiga.
¿Cómo podía yo hacer eso? ¡Ella no iba a hacer lo que yo le pidiera!
Miranda no era una mujer que pudieras controlar, mucho menos ordenar. Era manipuladora, te hacia querer y pensar de la forma en que ella quería que hicieras. Pero por sobre todo, era persuasiva. Te obligaba a hacer cosas que no querías usando su arma más poderosa. Su belleza.
Pero eso ya no funcionaba conmigo, porque yo sabía lo que había debajo de esa belleza, y no era ni de cerca algo que yo quisiera a mi lado.
No, yo quería otra cosa. A otra persona.
Una linda rubia de cabello rizado y brillantes ojos verdes. Con sonrisa de ángel y mirada juguetona.
Si tenía que enviar lejos a Miranda para traer de vuelta a lo que ansiaba con todas mis fuerzas, iba a hacerlo. Sin importar lo mucho que me costara.
―Bien, voy a hacerlo. Hoy mismo ―asentí seriamente.
Lily sonrió y tomó asiento en uno de los sillones frente a mí.
―¿Sabes lo feliz que se puso cuando le dije? ―preguntó con ojos brillantes y sonrisa cariñosa― ¡Ella estaba a pocos segundos de explotar! No había nada más grande y brillante que su sonrisa en ese momento. Me hubiera gustado que pudieras verla.
―Hubiera amado poder verla ―confesé soltando un suspiro, tratando de imaginar su reacción. Pero imaginar algo que tuviera relación con Cindy era imposible, porque ella era única, y ni de cerca mi imaginación se acercaría a su reacción― ¿La quieres mucho, no es así?
―Ay, pastelito, qué te digo. Esa chica es como mi hermana siamesa. No podría vivir sin ella a mi lado.
―Creo que ella se siente de la misma forma. Siempre habla y se preocupa mucho por ti.
―¡Por supuesto que habla de mí, es imposible no hacerlo! ―dijo recordándome a alguien muy cercano con un ego igual de inmenso― Dejando de lado el juego, quiero dejarte algo muy en claro. Amo a esa chica y daría mi vida por ella. Por eso, si vuelvo a ver que derrama una sola lagrima por tu culpa, la más pequeña e insignificante ―habló mirándome fijamente de forma amenazante― Voy a destruirte. Voy a hacer que desees nunca haberlo hecho.
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My Complement. MADLY IN LOVE #1
RomanceCindy nunca estuvo hecha para las responsabilidades. Su vida era un desastre, no tenía trabajo y tenía que mantener a su hermano menor. Pero se había propuesto cambiar, ser más responsable y madurar. Aunque lo que definitivamente no se propuso fue...