—Despacio, Cindy, que no te estoy entendiendo nada —me pidió Lily al otro lado del móvil.
—Es que... él... me... y... —balbuceé entre sollozos.
—Cindy, o te calmas, o te cuelgo. Tú elijes.
— ¡No! es que... Lynn me despidió —dije volviendo a llorar.
—Cindy, que tú te lo buscaste, ¿Cuantas veces te dije que dejaras de llegar tarde?
—No es mi culpa que mis vecinos tengan sexo todas las noches y sean ruidosos —me excusé— Además eso no es todo. El muy cerdo me insinuó que si me acostaba con él consideraría la idea de no despedirme.
— ¡Ah, no! ¡Espérame ahí mismo, que ya voy para allá! Yo le voy a enseñar a ese cerdo a respetar —se oyeron ruidos al otro lado y un golpe seguido de un "joder, que dolor"
—No es necesario, ahora lo único que necesito es que alguien me diga que tiene un trabajo para mí, no que estés peleándote con ese idiota.
—Tengo un trabajo para ti.
— ¿En serio? —pregunté ilusionada.
—No, pero es lo que tú querías oír, así que...
—Eres una muy mala amiga, Lily, la peor.
—Gracias, me esfuerzo por mejorar todos los días.
—Voy a colgarte por insensible.
—Muy bien, pero primero quiero que sepas que...
Colgué sin dejarla terminar.
De camino a casa compré helado de chocolate, pero luego me sentí culpable, no estábamos en situación de gastar el poco dinero que teníamos en helado.
Cuando llegué al departamento estacioné mi auto y apreté el botón del ascensor. Esperé a que las puertas se abrieran y cuando lo hicieron apreté el número 5 y esperé a que subiera.
Nunca había sido buena con las responsabilidades, vamos, que cuando tenía doce años deje a mi conejo Popy morir de hambre. Pero cuando mis padres murieron y decidí hacerme cargo de mi hermano menor me vi obligada a intentarlo. Tenía que ser capaz de mantenernos a los dos y ser un apoyo para Jack.
Pero al parecer no lo había intentado con suficientes fuerzas, porque luego de haber perdido veinte trabajos en tres años, me daba cuenta que quizá no lo estaba haciendo lo mejor que podía.
Salí del ascensor con un sentimiento de culpa que me oprimía el pecho. Mi hermano era el mejor, no tenía nada malo que decir de él. Era un chico responsable, con buenas calificaciones y siempre trataba de ayudarme en lo que podía, ¿Y cómo le pagaba yo? Siendo irresponsable y perdiendo el trabajo.
No señor, esto no podía seguir así. Yo era la mayor, yo era quien tenía que madurar y hacerme responsable y estaba decidida a ser la hermana que Jack siempre había querido y necesitado.
Abrí la puerta del apartamento y me encontré con Jack recostado en el sillón viendo una película de aspecto antiguo.
Dejé mi cartera y mis llaves en el recibidor. Caminé cautelosamente en dirección al sillón y me derrumbé al lado de mi hermano.
— ¿Qué ocurrió? ¿No deberías estar en...? —me preguntó preocupado.
—Jack, lo siento, pero me despidieron —murmuré avergonzada— pero te prometo que no volverá a ocurrir, encontrare un nuevo trabajo y me esforzare mucho más para no perderlo.
—Cindy, no te preocupes, lo entiendo —me dijo con una sonrisa— eres joven y cometes errores. No tendrías por qué hacerte cargo de mí, pero elegiste hacerlo, aun cuando sabias que las responsabilidades no eran lo tuyo. Aprecio tu esfuerzo y te amo por eso, pero no te sientas culpable, estas cosas pasan y la situación ya mejorara. Encontraras un trabajo que te guste.
Me impresionaba la madures con la que mi hermano siempre sobrellevaba las cosas, tenía un corazón de oro y nunca me culpaba por nada, para él, yo era perfecta tal cual era.
—Ay, Jack —susurré emocionada— no sé qué haría sin ti. Eres el mejor hermano del mundo.
—Y tú eres la mejor hermana que podría querer.
Nos fundimos en un caluroso abrazo y derramé un par de lágrimas que traté de secar con la camiseta de Jack.
— ¿Estas secando tus lágrimas con mi camiseta?
—Si —respondí con el rostro enterrado en su cuello.
El rió por lo bajo y se alejó de mi para secar mi rostro.
—No llores —me pidió— sabes que no me gusta que llores.
Jack odiaba que llorara porque cuando mis padres murieron yo fui quien peor lo llevo. No podía dejar de llorar, me sumí en la pena y había caído en una fuerte depresión. Él había tratado de ayudarme a superarlo, pero no lo logro. Verme llorar lo hacía sentir impotente e inútil, porque le recordaba que no había podido ayudarme en aquel momento.
Por eso inhalé y exhalé repetidamente tratando de disipar mis lágrimas.
—Estoy bien, no te preocupes —aseguré— Y esta vez es enserio, te prometo que no voy a defraudarte.
—Confió en ti Cindy, no tienes que prometerme nada hermanita —dijo con una sonrisa de lado.
¡¡¡¡NUEVA HISTORIA!!!! *Comienza a hacer un baile ridículo*
Estoy tan emocionada por comenzar a publicar esta historia porque es completamente diferente a DollHouse. Y le tengo mucho cariño a esta protagonista. Espero que ustedes la amen tanto como yo.
Comenzare a subirla en cuanto termine DollHouse, si lees esa historia sabes que estamos en la recta final.
Este capítulo es muy corto, pero les prometo que los siguientes serán mas largos
Espero que les guste, voten y comenten.
Las ama, su muy loca e intensa escritora.
PD: En multimedia les deje una imagen de Cindy. ¿Verdad que es hermosa? La modelo se llama Frida Gustavsson.
PD2: También les deje una canción para que escuchen mientras leen (Si tu me quisieras, Mon laferte) ¡AMO A MON LAFERTE!
Ahora si, Bye.
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My Complement. MADLY IN LOVE #1
RomanceCindy nunca estuvo hecha para las responsabilidades. Su vida era un desastre, no tenía trabajo y tenía que mantener a su hermano menor. Pero se había propuesto cambiar, ser más responsable y madurar. Aunque lo que definitivamente no se propuso fue...