Capítulo 28

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Habíamos acabado de cenar hace aproximadamente cinco minutos y estábamos todos en la sala de estar hablando, bueno, más bien todos hablaban y yo escuchaba, porque estaba demasiado cansada para siquiera abrir la boca.

Y eso es mucho decir, porque hablo como un perico.

Ian me tenía sentada en sus piernas y yo tenía escondida mi cabeza en el hueco de su cuello. Estaba tan cansada y tenía tanto sueño que creía en cualquier momento me dormiría y comenzaría a babear los hombros de Ian. Pero no estaba dispuesta a que nadie viera eso. Se me hacía una falta de respeto hacia ellos irme de la cena, cuando parecía que ellos se habían esmerado tanto en prepararlo todo. Había personas que vivían al otro lado del país y habían viajado horas para venir acá y conocerme, no podía irme simplemente.

Ian rodeaba mi cintura con su brazo y daba suaves caricias en mi espalda con su brazo libre.

—Si sigues así, lo único que vas a conseguir es que me duerma —susurré en su oído acariciando su cuello con mi nariz. Su delicioso aroma inundaba mis fosas nasales.

—Me gusta tocarte —murmuró besando mi hombro— puedo llevarte a casa en cualquier momento, solo tienes que pedirlo, lo sabes.

—No, no quiero eso. Tu familia se esmeró mucho en esta cena, no voy a hacerles eso.

—Eres perfecta —dijo colocando su mano en mi nuca y atrayéndome a su boca por un beso, dejándome rogando por más cuando se alejó.

—Traje algo conmigo —dije cuando nos separamos, mirando fijamente sus ojos. Los cuales brillaban más que cualquier cosa que hubiera visto alguna vez, como dos gemas preciosas— Pensé que a tu familia quizá le gustaría ver la ecografía, por lo que la traje conmigo.

Sus ojos brillaron aún más si es que cabía ante la mención de la grabación y su mano se dirigió a mí levemente abultada barriga.

—Estoy seguro de que van a estar muy agradecidos de eso, sobretodo mamá —dijo tomándome de la cintura con sus dos manos y dejándome delicadamente en el sillón— Prepárate para ser absorbida por ella —Advirtió antes de dejar un rápido beso en mis labios y levantarse para dirigirse al lado de su madre y hablar en voz baja con ella. Laura oyó atentamente a su hijo y cuando este término, soltó un sonoro chillido de alegría acompañado de una sonrisa del tamaño del Everest.

—¡Familia, hay algo que tienen que ver! —exclamó efusivamente acercándose a mí y tomándome de la mano para levantarme y estrecharme entre sus brazos— ¡No sabes lo feliz que nos haces, Cindy!

—Gracias, Laura, me alegro mucho de que estén tomando la noticia tan bien.

—¿De qué otra forma podría ser? Eres una chica dulce, mi hijo te quiere y vas a traer una inmensa alegría a la familia —dijo alejándose y tomándome de las mejillas— yo soy quien debería darte las gracias. Hace mucho tiempo que no veía a mi hijo de esta forma.

Mi sonrisa se expandió aún más y alcancé con mi mano mi bolso, que estaba en el sillón. Busqué entre la exagerada cantidad de cosas hasta dar con el sencillo CD y se lo entregué a Laura, quien se lo dio a Ian para que lo pusiera en el reproductor y se proyectara en el gran y costoso televisor.

—Savannah, cariño, ¿Podrías traer tu aparatito para hacer una video llamada con tu padre? Me gustaría que él viera esto con nosotros.

—Claro, pero no es un "aparatito" mamá, es un computador, laptop, notebook, etc. —dijo la aludida rodando los ojos y levantándose de su lugar para hacer caso a su madre.

—No me ruedes los ojos, señorita —la regañó su madre frunciendo el ceño, pero sin dejar de sonreír.

Cuando Savanna volvió, traía consigo una moderna Macbook que probablemente costaría más que mi pulmón derecho y la mitad del izquierdo. En la pantalla de esta, estaba Vincent con el rostro confundido y una mueca en los labios.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora