Primero que todo, primero que nada.
¡Quiero disculparme con todas ustedes! Sé que no subí capítulo este miércoles, pero mi Internet nos odia y decidió que no quería funcionar. Recién hoy vinieron a solucionar el problema y aun así sigo teniendo otros problemas.
Pero no se crean, eso no va a detenerme, ¡nada puede conmigo!
Ahora si, me callo y las dejo con el capítulo.
Por fin había pasado el tiempo que el médico me había dado de reposo y podía volver a trabajar a la empresa.
Contrario a lo que se podía pensar, estar todo el día encerrada en un departamento lleno de comodidades y lujos, no era algo bueno. Estaba aburrida hasta la medula y mi trasero había comenzado a achatarse de tanto pasármela sentada o acostada. Y para que hablar de lo mucho que estaba engordando, en poco tiempo tendrían que echarme a rodar para moverme. O peor, llevarme en una grúa.
Lamentablemente Ian parecía no estar conforme con que volviera a la empresa, por lo que me había puesto como condición para volver que llegara a las diez y media y no a las ocho como normalmente hacía.
No estaba de acuerdo, pero él era mi jefe. No había mucho que pudiera hacer.
Cuando él se fue a la empresa, luego de un candente beso de despedida, me quedé por las siguientes dos horas viendo episodios de Catfish y comiendo pastelitos de chocolate con un gran vaso de leche.
Exactamente a las nueve de la mañana comencé a alistarme.
Luego de salir de la ducha y lavarme los dientes, me coloqué un vestido color granate ajustado al cuerpo, un blazer negro y mis tacones negros.
Ya no tenía sentido esconder mi pancita, no cuando medio país sabía que estaba embarazada de Ian gracias a la Cerdizorra, por lo que esconderlo ya no tenía sentido.
Me sentía preparada para las miradas que la gente me daría y las mentiras que contarían, pero aun así era difícil. Lo único que esperaba era que Mia y Linda no creyeran todas esas cosas, porque eran muy agradables conmigo y mis únicas amigas, no quería perderlas.
Peiné mi cabello en una coleta alta, me maquillé muy sutilmente y tomé mi cartera para salir del departamento de Ian.
Ian, muy amablemente, me había entregado una copia de la llave de su departamento y la clave del ascensor para que pudiera ir y venir sin tener que llamar. No quería que sintiera como si estuviera invadiendo su espacio y su vida, y así se lo hice saber. Pero él simplemente se rió y me besó, para luego decirme que hace mucho tiempo yo había invadido su mente, por lo que invadir su hogar no era más que un aliciente.
Para que negarlo, no opuse demasiada resistencia luego de eso.
Ian también me había otorgado uno de sus flamantes coches para movilizarme, ya que no me había dejado traer el mío porque, según él, los periodistas estaría siguiéndome constantemente y ya sabrían hasta mi tipo de sangre.
Yo no sabía mi tipo de sangre.
Ahora manejaba un flamante Lexus RX color azul oscuro y mi hermano estaba conduciendo mi Betty.
Como cambiaban las cosas. Pasé de mi preciosa Betty, un escarabajo de hace mil años, a un Lexus del año. Aun así seguía prefiriendo a mi Betty, porque por más vieja y gastada que estuviera, era de mi madre. Eso le daba un valor invaluable para mí.
Todo el camino hacia la empresa me sentí como una súper estrella, cantando canciones a todo volumen de Bebe Rexha y enseñándole el dedo de en medio a cada maldita persona que me miraba como si estuviera loca. Digo, loca o no, no era de su incumbencia.
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My Complement. MADLY IN LOVE #1
RomanceCindy nunca estuvo hecha para las responsabilidades. Su vida era un desastre, no tenía trabajo y tenía que mantener a su hermano menor. Pero se había propuesto cambiar, ser más responsable y madurar. Aunque lo que definitivamente no se propuso fue...