Capítulo 21

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—¡¿TE LLAMO PUTA?! —gritó Lily con el rostro rojo por la furia.

—No directamente, pero sí, eso insinuó —suspiré reteniendo las lágrimas. Últimamente estaba más sensible de lo que me gustaría, y que el padre de mi hijo insinuara que me acostaba con cualquier cosa que tuviera un pene no ayudaba.

Estábamos recostadas en su cama mirando al techo donde había pequeñas estrellas que brillaban en la oscuridad. Las habíamos pegado cuando teníamos diez, en ese tiempo creíamos que era lindo. Aun lo creía. Le había contado todo lo que había ocurrido, desde su amigo buenorro, hasta su indirecta de que era una puta. Lily estaba indignada, muy indignada. Entendía el sentimiento.

Ella comenzó a cambiar de color, no sabría cómo explicarlo, pero paso de rojo, a morado y posteriormente de vuelta al rojo.

—¡LO MATO! ¡HIJO DE PERRA! ¿COMO SE ATREVE A LLAMARTE PUTA? NO, YO LO MATO, SUELTAME, CINDY, SUELTAME, NO ME RETENGAS. VOY A DESTRUIR SU ROSTRO DE ADONIS A PUÑETAZOS, MALDITO INSENSIBLE.

—Lily, no te estoy agarrando —rodé los ojos divertida. Lily era todo un caso, inclusive en los peores momentos podía hacerme sentir mejor con sus estupideces—Puedes ir y golpearlo cuando quieras, no voy a retenerte. Es más, quizá y hasta te eché porras.

Ella me miro escéptica.

—Además, renuncié, así que me da igual lo que hagas. No tengo nada que perder.

—¿Y ese hijo de puta no te siguió para pedirte perdón? —preguntó un poco más calmada, al menos ya no estaba gritando. Estaba seriamente preocupada de que los vecinos creyeran que la estaba asesinando brutalmente.

—No, no lo hizo. Pero da igual, no me interesa —me encogí de hombros— de igual forma no lo habría escuchado. No se lo merece, fue un idiota, por mi puede irse a la mierda, mi hijo y yo no lo necesitamos para nada.

—No digas eso, todos los niños necesitan un padre —me reprendió— ya sabes, hablo por experiencia propia.

Me sentí mal al instante por mis palabras.

—Lo siento, Lily, sabes que eso no es lo que quise decir.

—No te preocupes, ya me da igual, es tema superado, no te disculpes. Estoy bien.

—¿Segura? —pregunté girando el rostro para mirarla a la cara y asegurarme de que decía la verdad.

—Sí, enserio, no me importa —al notar mi mirada puesta en ella, se giró en mi dirección y me dio una sonrisa. Le creí— pero enserio, Cindy, no es tan fácil como lo haces parecer. Un niño, sea cual sea la situación, siempre va a requerir una figura paterna en su vida. Si él no quiere hacerse cargo, bien, puede irse a la chingada, pero si no es así, tienes que permitirle hacer lo suyo. Si no lo hicieras serias egoísta con tu bebé.

—Lo sé —susurré— pero no lo vi realmente dispuesto a hacerse cargo. Ya sabes, muy en el fondo, entiendo su desconfianza, pero sus palabras fueron duras, no eran necesarias. Con pedir una prueba de paternidad era suficiente. Me habría sentido ofendida de igual forma, pero lo habría entendido.

Ella se quedó en silencio sopesando mis palabras por unos minutos.

—¿Sabes qué? Tienes razón. Si el imbécil ese no quiere hacerse cargo, da igual. Sabe que cuentas para todo conmigo y con mi madre y sabes que con Jack es lo mismo. No te agobies, sea cual sea su decisión vamos a estar aquí para ti y vamos a darle a ese bebé todo lo que necesite.

Ella tomó mi mano y le dio un apretón reconfortante acompañado de una dulce sonrisa.

En momentos como estos, me sentía tana gradecida de tenerlos en mi vida. Sabía que pasara lo que pasara, siempre estaría ahí para mí. Eran mi familia.

My Complement. MADLY IN LOVE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora