Capítulo 8.

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~"Parecer de metal, romperse
como el cristal"~

—¿Qué? Quieres lo mejor para mí, y entiendo que te preocupes, pero también debes saber una cosa. Tengo por seguro que él me sacara de la mierda en la que estoy metida.— empiezo a decir.

—Noah...— me advierte mi madre.

—No, nada de Noah. He sido humillada y pisoteada millones de veces, me he sentido tan en la mierda que había contado los días para que se acabara mi vida. He aprendido a boxear no solo por que me desestrese, sino por saber defenderme por que, que me agredieran físicamente era lo único que faltara que me hicieran. No he tenido consuelo y el único alivio que he recibido ha provenido de un bote de pastillas, que lo que hacen es drogarme.
Y desde que estoy aquí siento que es dónde quiero estar, sin estrés, ni problemas que me atormenten. Y le he encontrado a él, es como yo mamá ha pasado tantas cosas innecesarias que me rompe el alma, al ver que tengo que ir con cautela por que creé que lo voy a dañar. He hecho una promesa, ese caballo está bajo mi custodia y protección, le enseñaré y él me volverá a recordar lo que es la vida, la vida de verdad.— digo tragandome mis propias lágrimas. —  y no podrás evitarlo. Creo que debería irme, siento mucho la escena Jef mañana me tendrás aquí para empezar con él.

Sin mirar a mi madre me doy la vuelta, y salgo de la casa, salto los pequeños escalones que hay en el porche y salgo corriendo al prado donde se encuentra Wild. Salto por encima de la valla y corro sin pararme un solo momento, hasta que los caballos empiezan a aparecer, entre ellos distingo a Mainland y a Ian, quién se acerca a saludarme.

—Hola muchacho— digo acariciando su morro.
Ian se hace a un lado cuando ve a Wild acercarse alerta. Doy cuatro pasos y me planto delante de él.

—No sé si me estas entendiendo cuando te hablo, o si me he vuelto una loca por hablar a un caballo en medio de un prado a las diez de la noche. Pero quiero que sepas una cosa.
No somos tan diferentes como parece, aunque todo el mundo piense que somos la especie más inteligente no nos hace la más buena. Al igual que tú, he pasado muchas cosas malas, me han maltratado y humillado hasta que les parecía lo suficientemente aceptable como para verme hundida. A ti te han perseguido e intentado quitar lo que todos más deseamos en la vida, la libertad. Pero yo te digo una cosa, desde el aire que respiras hasta el suelo que pisas que haré todo lo que esté en mi mano para devolverte la paz que tú y tu familia ansia, te demostraré que todavía quedan humanos buenos en la Tierra. Será un aprendizaje mutuo, por que tú también me estas enseñando algo, que la esperanza es lo último que se pierde, y que nadie debe nunca quitarte aquello que más amas y por ello debes luchar.— digo con determinación.— Mañana nos vemos, y a la próxima acepta una manzana.

Salgo de allí de la misma forma que entré, pero ahora con más fuerza que nunca, volveré a casa andando me vendrá bien pensar un poco en todo.

—¿Porqué estás tan sola? —dice alguien detrás mía. Me giro y veo a Sam andando hacia mi.

—Ya me iba, y tú ¿Qué haces todavía por aquí?— le pregunto.

— Se me olvidó comentarlo, Jef es mi tío— me dice rascándose la nuca.— vengo todos los veranos a ayudarle, pero ya que he cumplido los dieciocho me vengo a vivir con él.

—Vaya, eso es genial, ya me gustaría a mí estar todo el día rodeado de esos animales tan maravillosos.

—Ya, te acompaño a tu casa— me dice señalando la carretera.

Emprendemos la marcha en total silencio, admirando las estrellas que se ven como nunca antes las había visto.

—No quiero ser más curioso de lo normal, o que te molestes conmigo, pero he escuchado todo lo que le has dicho a Wild

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—No quiero ser más curioso de lo normal, o que te molestes conmigo, pero he escuchado todo lo que le has dicho a Wild. Y antes de que digas nada, solo quería decirte que no te estaba espiando había terminado de echar de comer a los caballos. Es precioso lo que le has dicho, y él aunque no lo demuestre tiene curiosidad hacia ti, nadie insiste tanto en un mismo día en acercarse tanto a él y eso le ha confundido. Pero a Ian te lo has ganado con creces, con las manzanas y cosquillas es fácil de convencer— y deja escapar una leve risa.

Antes no me había fijado mucho en su aspecto, pero ahora que lo tengo cerca puedo apreciar bien sus rasgos. Su pelo oscuro como el carbón está recogido en un cresta hacia atrás creando un leve tupé, su mandíbula definida y sus ojos marrones que me miran con curiosidad, además del aire tranquilo que parece dar allí a donde va, y su estilo moderno y sencillo para  vestir.

—Hemos llegado— digo subiendo los dos peldaños del porche— muchas gracias por traerme, que descanses.

—Un placer, mañana a las ocho y media estoy aquí para recogerte.— me dice con una gran sonrisa.

—De acuerdo pero antes de llegar avisa— le digo con preocupación.

—Mmm... vale, supongo.

—Es que tenemos algo más feroz que un perro guardián para proteger la casa.— le digo riendo.— Hasta mañana.

—Hasta mañana.

Entro y cierro a mi paso, sin hacer ruido subo las escaleras y me encierro en mi habitación, me doy una ducha y me pongo el pijama, me acomodo en la cama y simplemente dejo que el sueño y el cansancio me ganen.


Hola otra vez mis devoradores de libros.
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¿Creéis de verdad que se pueden ayudar entre ellos? #noalacosoescolar
Como siempre un voto ayudaría.
El maratón continuará mañana.
Un besazo y otra vez gracias, hasta la próxima.😘😘

En el reflejo de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora