Enamorando Al Mujeriego (Libro 2) [Finalizado]

Capítulo 47 - Final

Capítulo 47 - Final

Narra Emma

Semanas después...

Abro los ojos lentamente con la suave luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas. La calidez de la cama y el suave murmullo de la ciudad que se despierta me envuelven. Al girar mi cabeza, encuentro a Logan durmiendo pacíficamente a mi lado. La suave respiración de él crea una sinfonía tranquila que me hace querer quedarme un poco más en este cómodo refugio.

Siento el calor compartido entre las sábanas y, con cuidado para no perturbar el sueño de mi novio, me arrimo a su lado. Su presencia, tan familiar y reconfortante, me brinda una sensación de seguridad y conexión. La habitación está llena de silenciosos destellos de momentos compartidos: fotografías en la pared, recuerdos de risas y complicidad.

Extiendo una mano con lentos movimientos para acariciar suavemente el rostro de Logan. Sus rasgos relajados y la calidez de su piel bajo mis dedos me recuerdan por qué cada día a su lado es especial. La luz del amanecer revela detalles suaves y genuinos en su expresión mientras duerme, creando un retrato íntimo que atesoro en mi corazón.

Decido no perturbar su sueño y, en cambio, me sumerjo en la contemplación de este momento tranquilo. Las palabras de buenos días aún no se han pronunciado, pero la conexión silenciosa entre nosotros es suficiente para iniciar el día con alegría. La respiración rítmica de mi pareja y la serenidad que se refleja en su rostro se convierten en una melodía que me llena de gratitud.

Sonreí nostálgica al rememorar los pequeños, pero hermosos, momentos que hemos compartido en este primer mes viviendo juntos. Cada risa compartida, cada gesto de cariño, ha tejido una red de recuerdos que ahora residen en el rincón más cálido de mi corazón. Jamás imaginé que enamorarlo se convertiría en la mejor decisión de mi vida. En medio de la incertidumbre y las dudas que rondaban mi mente, el destino parecía guiarme hacia él, y ahora, al mirar atrás, puedo afirmar con certeza que no habría preferido otro camino.

Aunque en un principio me sentí obligada a dar el paso, a permitir que mis sentimientos florecieran, no puedo sino sonreír al recordar cómo cada barrera se desvaneció con el tiempo. La obligación se transformó en elección, y cada día junto a él se convirtió en una confirmación de que seguir mi corazón fue la mejor ruta a seguir.

No me arrepentiré de no haberme detenido en el umbral de lo desconocido. De haber cedido a la dulce melodía que mi corazón entonaba, aún cuando la razón susurraba dudas. Porque ahora, en este primer mes de compartir nuestras vidas, comprendo que mi corazón solo late con intensidad por él. En sus ojos, encuentro la paz que anhelaba, y en sus abrazos, descubro un hogar que no había imaginado antes.

Así, mientras reflexiono sobre nuestro futuro juntos, una sonrisa juguetea en mis labios. Cada desafío superado, cada pequeño instante de felicidad compartida, se convierte en la tinta que escribe la historia de nuestro amor. Y aunque el camino pueda ser incierto, me siento llena de gratitud por haber tomado la decisión de dejarme llevar por los latidos de mi corazón.

Decidí levantarme con cuidado, tratando de no despertar a Logan, quien aún dormía plácidamente a mi lado. La luz del amanecer iluminaba la habitación mientras me deslizaba fuera de la cama con sigilo. Evitando hacer mucho ruido y sin moverme demasiado.

Recordé que la polera de Logan descansaba en una silla cercana. Era demasiado grande para mí, pero la tomé entre mis manos y me la puse, sintiendo su suavidad y el cálido aroma que guardaba de su dueño. Su perfume embriagaba mis fosas nasales todos los días. Eso me encantaba. Con la polera que me envolvía como un abrazo imaginario, salí de la habitación con paso ligero, cerrando la puerta con suavidad tras de mí. El silencio de la casa aún persistía, brindándome un momento de tranquilidad antes de sumergirme en la rutina matutina.