Cupcake de Vainilla.

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-Y ahora, recibamos con un gran aplauso a nuestro mejor promedio de la generación, Alonso Villalpando.

Todos los alumnos y familiares se pusieron de pie mientras me acercaba al podio junto al Director y el Decano, mientras subía al escenario pude escuchar a mi familia vitorear, en especial mi madre gritando: "Te amo Chefcito". Al recibir mi certificado no pudo aparecer sonrisa más incomoda en mi rostro, sólo rogaba que esto pasará lo más rápido posible. 

-Mi Chefcito fue el mejor promedio- dijo mi madre mientras me abrazaba fuertemente.

La ceremonia de graduación había terminado, todos los alumnos estaban tomando las últimas fotos de la ocasión y continuar la celebración junto a sus seres queridos. 

-Mamá, no me llames chefcito- dije chillando. 

-¿Yo tampoco puedo decirte chefcito?.

Deje de abrazar a mi madre para voltear a responder aquella pregunta.

-No Abraham, tú tampoco puedes- dije con una gran sonrisa. 

Había conocido a Abraham cuando éste vino a México como parte del programa de intercambio de la Universidad, lamentablemente tuvo que regresar a España por un problema con su pasaporte, pero nuestro amor pudo superar la distancia hasta que el Español pidió una transferencia definitiva y poder seguir juntos. Tenía una sorpresa para él, toda mi familia estaba enterada, iba a comprometerme con Abraham, quería formar una vida junto a él y que mejor momento que ahora que somos graduados y podremos comenzar a planificar nuestro futuro. 

Recetas para un mal de Amores.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora