¡La cuenta regresiva comienza, el final esta cerca!
Junte nuestros labios a la fuerza, fue lo único que podía hacer para que Alonso dejará de mirarlos, o al menos fue lo único que se me ocurrió, pero tenía algo más en mente; separe despacio nuestro agarre, pero sin soltarlo del todo, pude ver la mirada tan confundida del rubio, yo simplemente sonreí, intentando darle a entender que tenía un plan.
-Creo que deberíamos irnos, ver tantos chocolates te pone loquito, mi amor- dije aun tomándolo por la cintura y dejando un beso casto en su frente.
Lo solté de mis brazos, para poder tomarlo de la mano y salir de ese pasillo para no volver a ver a ese enano español.
-Alonso...- escuche a nuestras espaldas, con ese molesto e irritante acento.
Me detuve y voltee a ver al rubio, seguía confundido, compartimos la mirada por unos segundos, el parpadeo y empezó a formarse una sonrisa en su rostro, dirigió su mirada hacia el español.
-¡Oh, Hola!- dijo muy alegre, aun sosteniendo nuestro agarre de manos.
-Que curioso encontrarnos aquí- dijo Abraham.
El rubio soltó una pequeña risa, misma que me hacia seguir mirándolo, aprenderme el número de pecas en sus mejillas, intentan descifrar el color de sus ojos, imaginar que yo siempre podría crear esa perfecta sonrisa aperlada. El acelero en mi corazón se hizo presente, pero esta vez se sentía más apaciguado, su mano era tan suave, que comenzaba a pensar en qué tan perfecta y tersa seria su piel, mi mente comenzaba a imaginarlo, un Alonso, con esa hermosa sonrisa, mostrando su piel, dejándome tocar cada centímetro y admirar todos y cada uno de sus pequeños lunares, conocer y reconocer cada milímetro, podía verme acariciándolo...
-¡Jos!
La voz del rubio despejo todo pensamiento de mi mente.
-¿Qu-qué pasa?-dije un poco nervioso debido a mis fantasías con un Alonso desnudo.
-Abraham te pregunto si irías a la junta de esta noche, dice que la Señorita Fernanda lo llamo hace rato porque era un tema urgente.
-Oh, claro, tal vez ella ya me aviso, pero dejé mi teléfono en el auto- dije intentando sonar relajado, en verdad estaba muy avergonzado por haber tenido esos pensamientos.
-Pues entonces nos veremos ahí José Miguel- dijo el español con esa sonrisa fastidiosa de siempre.
Sólo asentí con una incomoda sonrisa.
-Fue bueno verte Alonso.
-También fue bueno verte Abraham- respondió el rubio, peor apretó nuestro agarre de manos al decirlo.
Creí que esa era una señal de auxilio, así que abracé a Alonso por la espalda, tomando su pequeña cintura y colocando mi barbilla en su hombro, seguramente eso incomodaría a Abraham y se iría con su novio que al parecer tiene la misma sonrisa fastidiosa que él.
-¿Ustedes dos...?- dijo el español señalándonos.
-¡Si!- respondió el rubio con una gran exaltación.
-Oh... pues, ¡en hora buena!-contesto el español no tan animado.
Abraham se despidió con una seña de mano y camino hacia el chico del carrito de compras, una vez que caminaron hacia otro pasillo, solté mi garre de Alonso, estar tan cerca de él, no era buena idea, mi anatomía podría incomodar más el momento...
El rubio no se movía, estaba totalmente estático, ni siquiera se notaba si estaba respirando.
-¿Alón, estás bi...?
-Gracias Jos- interrumpió el rubio -Gracias por no dejar que llorara frente a él- dijo esta vez mientras conectaba nuestras miradas, sus perfectos ojos estaban rojizos, llenos de largimas queriendo salir.
No pude más y lo abracé de nuevo, pero con mucha mayor fuerza, quería protegerlo, no quería que esa mirada de cielo, volviera a estar triste.
...
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Recetas para un mal de Amores.
Hayran KurguAlonso fue el mejor promedio de su generación, se ha comprometido con su novio Abraham y ha conseguido trabajar junto a la Chef que más admira. Jos esta a punto de terminar sus estudios, ha terminado con su novia y tiene que empezar a ver por la em...