Mermeladas Caseras

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-Esa película fue super aburrida- dijo Abraham mientras entrabamos al departamento.

Habíamos ido a comer juntos, pero después decidimos ver una película, desde que regresamos, él ha estado pasando más tiempo conmigo, es como volver a vivir nuestro noviazgo en la universidad.

-A mi me pareció divertida, no todos los días se ve a un bebé vestido de traje y con habilidades de super espía.

Abraham volteo a verme con su característica sonrisa traviesa, tomo mi mano y dio pasos hacia atrás hasta llegar al sofá, empezó a dejar pequeños besos sobre mi cuello mientras tiraba de mí para caer sobre él.

-Pollito...-dijo el español con voz ronca y respirando pesadamente en mi oído.

Intentaba seguir su ritmo, pero algo me hacia sentir incomodo; hemos estado juntos toda esta semana cuando llegamos al departamento, pero algo no esta bien.

-Abraham...- dije entre pausas por los besos que el español depositaba en mi boca.

Él se detuvo y nuestras miradas se conectaron, sus ojos se veían suplicantes, pero de una manera triste, casi con miedo. Me quite de encima y ambos nos sentamos sobre el sofá, un eterno silencio se formo, pero mi mente explotaba en dudas, ya lo hemos hecho, ¿por qué esta vez no puedo?

-¿También lo sientes?- pregunto el español con la mirada fija al suelo.

Lo mire confundido.

-No se siente igual, ¿no?- dijo alzando la mirada, re conectando nuestros ojos -Desde que regresamos pareciera que intentamos forzar a que funcione- sus ojos comenzaban a cristalizarse, en cualquier momento comenzaría a llorar.

No sabía que responder, me hizo darme cuenta que a lo largo de la semana, sólo hablábamos del pasado, de nuestro noviazgo, de nuestras citas, todo lo que había pasado entre nosotros, sin darnos cuenta que no estaba ocurriendo esa magia.

-Al principio creí que era mi culpa, yo dañé nuestra relación, así que debía arreglarla, por eso te insistía tanto en salir y hablar e intentar creer que nada había cambiado, llegue a pensar que él sexo haría que nuestra relación volviera a ser la de antes pero... -la primera lagrima salió y recorrió su mejilla -pero tú ya no me amas- dijo con voz cortada.

-Claro que te amo, yo ...

-Amas al Abraham de la Universidad-interrumpió el español- amas al chico bajito de sonrisa coqueta que no te lastimo.

Comenzaba a aceptarlo, pero no quería lastimar a Abraham, el español limpio sus ojos de cualquier rastro de lagrima y volvió a poner esa sonrisa en su rostro.

-Ahora, Pollit... Alonso, espero que podamos seguir siendo amigos, en especial ahora que pasaré más tiempo en México, mis padres siguen siendo solicitados en varias pastelerías y restaurantes del país.

Mi cerebro tardo en procesar lo rápido que había ocurrido todo.

-Debo irme, necesito liberar un mar de lagrimas en mi habitación- dijo mientras se ponía de pie y caminaba hacia la puerta.

-Abraham, ¿en verdad quieres esto?- dije con duda tras de él en el marco de la puerta del departamento.

-Es lo mejor para ambos, intentar una relación en base de recuerdos no es lo correcto - dijo aun con esa sonrisa en su rostro - además, sé que hay alguien perfecto para ti, ojalá vuelva pronto.

Antes de poder decir algo, mi teléfono comenzó a vibrar, al sacarlo de mi bolsillo, lo primero que vi en la pantalla fue "Jos", estaba llamándome.

-Es un milagro de navidad- dijo riendo el español -nos vemos Alonso.

Mire como caminaba por el pasillo y desaparecía por éste, mi teléfono me despejo de mis pensamientos para volver a tomar mi atención.

-¿Hola?- dije una vez que acepte la llamada.

-Estoy a punto de bajar del avión, no tardes, llegaré por la puerta 9- dijo el ojimiel al otro lado del teléfono.

La gran aceleración en mi corazón comenzaba, una extraña sensación en el estomago me inundaba, creo que ya lo entendía.

-Ahí estaré- respondí con una sonrisa sobre mi rostro, estaba claro, él me gusta.

...









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