Capítulo 2

3K 248 26
                                    


El sol ya había salido. El cantar de los pájaros se escuchaba por todos lados, era el mismo saludo de todas las mañanas. Con los rayos de sol la rutina comenzaba en toda la aldea. Mujeres y hombres acudían a sus respectivos trabajos, cuidando animales o plantas, llevando mercancía allá y acá. Eso era lo normal. Un lunes igual a  todos.

Melania se levantó. Esta vez no pensó en el hermoso cantar de las aves, recordó aquella suave melodía de la noche. La flauta la había arrullado como si de un bebé se tratara y la entregó a Morfeo, quien se encargó de darle un sueño nuevo y tranquilo.

Había tomado un baño frío, era verano y en aquél lugar el sol pegaba fuerte, rostizando a todos con su calor. Si iba a trabajar bajo esas circunstancias, era mejor empezar fresca para aguantar un poco más el bochorno.

Sus cabellos lacios rebotaron un poco cuando bajó las escaleras. Siempre los traía sueltos, jamás los recogía. Muy pocas veces su tío logró convencerla de hacerlo, pero si hubiera sido por ella, los habría dejado sueltos como todos los días. El vestido que traía puesto era verde con blanco, las mangas eran largas y se volvían amplías al llegar al antebrazo.

Melania se dirigió a la cocina y observó una canasta sobre el mueble de la esquina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Melania se dirigió a la cocina y observó una canasta sobre el mueble de la esquina. Sonrió para si misma, pues sabía qué contenía. Al acercarse y ver su contenido, vio que sus sospechas eran verdaderas. Tomó el pequeño papel que se encontraba sobre ambos emparedados y lo leyó sonriente.

"Aquí les dejo su pequeño desayuno. Para que empiecen este lunes rápido y con ánimo. Nos vemos dentro de una semana.

Los quiere su tío André."

Terminó de leer y observó un poco extrañada el segundo emparedado, estaba intacto. Karan no lo había tocado. ¿Habría despertado o seguiría dormido? Quizás era la ausencia de su hermano la que hacía que el ambiente estuviera tan callado.

Como todas las veces, Melania sabía que su tío se había marchado apenas los primeros rayos de sol se asomaran. El viaje era largo, pero era mejor salir por la mañana, ya que era más seguro y rápido. Si la noche lo alcanzaba debía detenerse en un lugar, pues no es seguro caminar bajo la oscuridad. Es por eso que André siempre salía con el sol, para ahorrase tiempo y ganarle a la noche.

-¿Karan?-preguntó Melania en la terminación de las escaleras. Al ver que no obtuvo respuesta subió al segundo piso y se dirigió a la puerta de la habitación de su hermano.

-¿Karan estás despierto?- preguntó un poco dudosa mientras tocaba suavemente con su puño la madera. Esperó varios segundos y seguía sin recibir respuesta de su hermano. Vaciló un poco al abrir la puerta, no quería molestarlo, pero se le hacía raro que él a estas horas no estuviera despierto.

Abrió la puerta por completo y se encontró con una habitación vacía. La ventana estaba abierta y las cortinas se movían un poco por el suave toque del viento. Todo estaba arreglado. La cama estaba hecha, como si nadie la hubiera tocado por la noche. Karan no solía hacer su cama, ese era el trabajo de ella. Melania se encargaba del que hacer de la casa cuando su tío estaba y también cuando no lo hacía.

The Real Queen Of NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora