Faltaban tres horas para que el sol empezara a ocultarse. Después de cabalgar por el bosque, finalmente llegaron al reino. Al comienzo se parecía a su aldea, sin embargo mientras más se adentraban el número de casas aumentaba.
Estaban cerca del centro, las puntas de las torres podían ser apreciadas desde donde ellos se encontraban. Melania miraba maravillada su alrededor. Las calles no eran de tierra como en la aldea, estas eran de piedra. Las casas eran más grandes y todas estaban juntas, una al lado de la otra. En su aldea, cada casa tenía mucho espacio a su alrededor yno estaban pegadas como aquí.
Melania se había bajado del caballo y lo sostenía por su correa. Ekene seguía el paso de la joven tranquilamente y caminaba a un lado de ella.
-Vaya, este lugar está más vivo que la aldea- dijo ella- ¿No crees Ekene?-volteó a ver al caballo. El corcel bufó y agitó un poco su cabeza haciendo sonreír a Melania.
-Tú ya conocías este lugar, por eso no estás tan maravillado como yo- comentó Melania y vio hacia el otro lado, en donde una mujer que cargaba una canasta llena de manzanas la veía extrañada. Melania le sonrió nerviosamente, quizás la había visto hablar con el caballo.
Tanto Melania como Karan, habían querido acompañar a su tío en sus viajes comerciales. Soñaban con salir de la pequeña aldea para poder conocer otros lugares. Mas su tío André siempre se negaba, diciéndoles que debían quedarse en la aldea y hacerse cargo de las ventas de ahí. La aldea les agradaba, pero querían tener aventuras.
Siguieron caminando y Melania visualizó unos hombres charlando a un lado del puesto de flores de una de las casas. Ambos vestían pantalones blancos y un chaleco azul, el cual tenía bordado a la altura del corazón el signo de la marina. Melania sonrió en sus adentros y caminó hacia ellos.
-Disculpen- interrumpió la joven su animada platica- ¿Podrían decirme cuál es el camino hacia el puerto?
-Claro jovencita- le respondió animadamente uno de ellos- ¿Ves aquel sendero que está a un lado de la panadería?- señaló hacia su izquierda mostrándole la panadería de la esquina.
-Sigue derecho por ahí y llegarás al puerto- terminó el otro obsequiándole un cálida sonrisa a Melania.
-Muchas gracias- inclinó un poco su cabeza en forma de agradecimiento-, Vamos Ekene- hizo un ademán con su cabeza y caminó hacía el sendero que le habían señalado.
Siguió las instrucciones de ambos marineros y llegó, como ellos le habían dicho, al puerto. El sol estaba cerca del mar, indicándole que pronto anochecería. Había varios barcos anclados en el puerto. Hombres iban y venían, cargando consigo cajas o barriles, preparando sus barcos para zarpar o descargando la mercancía que habían traído de lugares lejanos.
El último barco le llamó la atención a la joven. Era azul, con franjas amarrillas y tenía unas enormes velas blancas. Los hombres de aquel barco vestían diferente a los demás, aquellas prendas limpias y elegantes que los demás marineros del puerto vestían, habían sido remplazadas por unas sucias y descuidadas.
"Puede que sea un pirata, pero te puedo asegurar de que él te va a ayudar, solo cuéntale tu historia y dile que yo te hablé de él." Recordó lo que Leonardo le había dicho en la taberna. Solo los piratas vestían de esa manera, eran los únicos del lugar que no traían consigo un uniforme. Por consiguiente aquel debía ser el Jolly Roger.
Melania iba a caminar, pero nuevamente un relinche de su corcel se lo impidió. Ella volteó a mirarlo y Ekene le señaló un pequeño claro detrás de una casa. Melania captó inmediatamente el mensaje de su caballo. No podía llevarlo. Caminó al pequeño claro y se acercó a un árbol que lo rodeaba. Le dio un pequeño beso en la frente a Ekene y soltó la rienda. Le quitó todo lo que traía el caballo y lo escondió en las ramas más altas del árbol, lo cual le fue un poco complicado debido a la falda del vestido, pero con esfuerzo y cuidado logró hacerlo.
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The Real Queen Of Neverland
FanfictionMelania se vio obligada a dejar su hogar y embarcarse en una nueva aventura cuando su hermano Karan desapareció del pueblo. Tiempo después escuchó rumores acerca de un flautista que se llevaba a los niños por la noche, encantándolos con el sonido de...