Capítulo 20

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Capítulo dedicado a @princess9912

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Se quedó observando el techo de madera aquella noche. Por más que intentaba dormir no podía. Morfeo no quería recibir a la morena en sus brazos aquella noche, como si supiera que ella pertenecía a otros.

Melania volvió a acomodarse sobre su costado derecho. La ventana estaba abierta, dejando que el frió viento entrara a acompañarla. Vio a lo lejos a la luna llena, ahora tan pequeña. Recordó aquel paseo, fue el primero en el que de verdad disfrutó estar con Pan, la primera vez que ambos conectaron.

Un sentimiento de nostalgia la invadió. Las palabras del chico la habían dejado atónita. Estaban llenas de tristeza. Y por primera vez pudo ver un destello de dolor en la mirada esmeralda. Después de todo el rey de Nunca Jamás sí tenía sentimientos, solamente se encuentran sepultados muy en el fondo de su corazón.

Sí, él tiene un corazón.

Cuando su mente se relajó y estuvo despejada de todos sus pensamientos, Melania pudo finalmente descansar. Poco a poco fue durmiéndose hasta quedar en un estado muy profundo de sueño.

(...)

Al dejar a la chica en su cabaña supo que él no podría regresar a la suya. Necesitaba ir a su árbol, de otra forma jamás podría conciliar el sueño.

Durante el camino intentó alejar un poco su mente de la chica, pero cada hoja, cada rama, cada gramo de tierra le recordaba la mirada azabache. Ella era la isla, a menos de que él saliera se la haría imposible olvidarla.

Se encontraba agotado. Su magia no estaba en las mejores condiciones. Volar necesitaba de mucha energía, al igual que los hechizos complejos u otras cosas. Había dejado de volar cuando notó que al hacerlo su periodo de tiempo se acortaba por milisegundos. Poco, pero ni siquiera un gramo de arena podía malgastar.

Sin embargo aquella vez fue la excepción, los gramos de arena que hayan caído habían valido la pena.

Desde que Melania comenzó a quedarse en el campamento, jamás la había visto así de alegre, al menos con él. Sabía que ahora ellos eran amigos, tenían una relación estable y agradable.

Observó las estrellas. Él tenía únicamente dos reglas. Dos reglas que le habían funcionado hasta aquel momento: No enamorarse y no fallar. Melania complicó todo desde que pisó la arena de Nunca Jamás. Si se enamoraba, estaba fallándose a sí mismo. Caían dos pájaros en un tiro.

Frustrado pasó sus manos por su cara.

-Mi inmortalidad es lo que importa-repitió en voz baja.

Quería creer que aquello era lo que su mente y corazón anhelaban. Su inmortalidad.

Pero después de aquella noche no estaba seguro si ambos acordaban. Y temía que el que deseaba otra cosa terminara ganando.

(...)

Cuando se despertó volvió a caerse de la cama. A pesar de ya haber estado en ese barco durante varias semanas, seguía sin poder acostumbrarse al lugar, o al menos solo cuando se despertaba.

Salió a cubierta. El lugar estaba igual de ajetreado como otros días, hombres subiendo mientras cargaban barriles, amarrando sogas o haciendo cualquier cosa típica de un pirata. El cantar de las gaviotas solo hacía que el momento se volviera más animado, imposible que el silencio ganara en aquel lugar. Con cuidado de no caerse por el movimiento del barco el chico se acercó a su capitán.

The Real Queen Of NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora