Desde que salieron del pequeño pueblo habían cabalgado por el bosque durante dos días. Cruzaron por otra pequeña aldea en la cual pasaron la primera noche. Estando una vez ahí se encargaron de descansar y comprar provisiones para el resto del viaje. Después de aquella parada no se detuvieron en algún otro lugar. Solo hacían pequeñas escalas para tomar agua, comer y descansar un poco, sobre todo por Ekene.Ahora Melania caminaba con Ekene pisándole los talones. Era medio día, pero gracias a las copas de los árboles, el sol no les daba directamente. Ya quedaba poco camino por delante, si seguían a ese paso estarían en el reino antes del atardecer, quizás un poco después.
Melania quería encontrar a su hermano. Sin embargo no sabía que es lo que haría al llegar al reino. No sabía si el flautista estaría en el reino. Quería que lo hiciera, pero al mismo tiempo no. ¿Qué podría decirle? ¿Qué quería a su hermano de regreso? Podría ser un comienzo. Mas si el flautista no está en el reino, ella tendría que buscar alguien que pudiera ayudarla. ¿Cómo encontraría alguien capaz de ello? Sin duda estaba en un gran dilema.
Ekene se detuvo y empezó a relinchar, llamando la atención de Melania, quien se encontraba perdida en sus pensamientos.
-¿Qué pasa Ekene?- preguntó ella. El caballo movió su cabeza señalando la taberna del otro lado del sendero de tierra.
-No, no hay tiempo para detenerse- comentó ella al ver la intención del caballo. Sin embargo este no se rindió y siguió relinchando mientras movía su cabeza con fuerza.
-Ekene he dicho que no- sentenció ella. Melania se volteó para seguir caminando, pero se detuvo al sentir que su caballo no la seguía. Ekene se había plantado en aquel lugar. Melania jaló de la correa del pinto, hasta intentó empujarlo, pero este se negaba a moverse de ahí.
-¿Es enserio?- dijo ella al ver la necedad de su caballo- ¿No piensas moverte de ahí hasta que cambie mi opinión y vayamos a la taberna? Bien, dos pueden jugar a eso. No pienso moverme de aquí tampoco.
Y así lo hizo. Se plantó como árbol en aquel lugar y solo miraba al caballo, quien tampoco se movía. Melania cruzó sus brazos y se dedicó a observar al animal blanco con negro enfrente de ella. Ekene estaba calmado, su respiración era lenta y no movía ningún musculo. No pensaba ceder en ningún momento.
-¡Bien, me rindo!- levantó sus brazos en forma de rendición-. Iremos a la taberna- cedió ella, después de unos minutos de miradas peligrosas entre ambos.
Melania comenzó a caminar hacía la taberna y después de un relinche alegre, el caballo comenzó a seguirla. Cruzaron el pequeño camino de tierra por donde las carretas comerciales pasaban.
Al llegar a la taberna, la cual estaba un poco apartada del camino, Ekene se colocó a un lado de la entrada y le indicó con su cabeza que entrara.
-Sigo sin entender por qué quieres que entre ahí- suspiró-, pero confío en ti- dijo y posteriormente abrió la puerta.
Logró escuchar un relinche antes de que la puerta se cerrara a sus espaldas. A su derecha se encontraba la barra, en donde un hombre limpiaba una tarra de cristal. A la izquierda estaban las mesas y unas escaleras al fondo. Solo había unas velas prendidas en las zonas donde la luz que entraba por las ventanas no alcanzaba a alumbrar.
Melania observó un hombre al fondo, sentado a un lado de las escaleras. Tenía pelos oscuros y una piel muy blanca. No pudo ver sus ojos porque él miraba hacia otro lado mientras tomaba un trago de cerveza. Luego por las mesas más cercanas dos jóvenes hablaban en susurros.
-Sí, el flautista va a venir mañana por la noche- fue todo lo que alcanzó a escuchar Melania cuando uno de ellos subió un poco su tono de voz.
-¡Shh!- le golpeó su compañero suavemente en la cabeza-, te van a escuchar.
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The Real Queen Of Neverland
FanfictionMelania se vio obligada a dejar su hogar y embarcarse en una nueva aventura cuando su hermano Karan desapareció del pueblo. Tiempo después escuchó rumores acerca de un flautista que se llevaba a los niños por la noche, encantándolos con el sonido de...