Capítulo 9

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Despertó con el cantar de las aves y el pequeño golpeteo en su ventana. Melania se sentó en la orilla de su cama y se talló los ojos. Se estiró y soltó un bostezo un tanto adormilada. El golpeteo se detuvo por unos segundos, para después seguir continuando. Melania sonrió al ver el pequeño carpintero llamando a su ventana.

-Buenos días- saludó amablemente a su amigo mientras lo dejaba pasar. El pájaro respondió con un pequeño canto. Melania se acercó al escritorio en donde yacían sus prendas de la noche. El carpintero voló y se colocó en el escritorio.

-No me veas- le pidió al pájaro, este pareció comprenderle y se volteó. Melania se quitó el camisón que Pan le había dado antes de irse a dormir. Dudó un poco al ver las sucias prendas que reposaban sobre el escritorio, estaban enlodadas. Buscó la ropa que Garfio le había otorgado, pero no las vio por ningún lado. A regañadientes se colocó las únicas prendas que tenía.

Melania se dirigió a la puerta y el carpintero se colocó en su hombro.

-¿Con quién hablabas?- preguntó Pan recargado sobre su hombro en el marco de la entrada.

-¿Me estabas espiando?- inquirió ella evadiendo su pregunta.

-Te estaba esperando-respondió él con su típica y odiosa sonrisa- ¿Con quién hablabas?

-¿De verdad te importa?- volvió a evadir su pregunta.

-Vaya, para ser una dama, te faltan muchos modales, preciosa.

-El burro hablando de orejas- comentó ella burlona, Pan respiró profundamente, contando hasta diez en su mente. Aquella chica sabía sacarlo de quicio, pero debía contener su enojo. Su plan empezaba a ejecutarse desde ahora.

-Hoy vas a acompañarnos a cazar- dijo apareciendo un arco y un carcaj en sus manos-. Estos son tuyos, un regalo de mi parte.

-¿Acaso debo de darte las gracias?- preguntó ella de forma grosera.

-Sí, los demás niños tienen que hacer sus propias armas- dijo él, Melania bufó, tomó el arco, el carcaj y se los acomodó en el hombro. El carpintero tuvo que moverse para no quedar atrapado, pero nuevamente se colocó en el hombro de la joven. Pan miró con una ceja elevada al ave que reposaba en el hombro de Melania.

-Nuevo amigo ¿eh?- dijo señalando al carpintero.

-Tenemos que ir a cazar ¿no?- dijo ella acercándose al centro del campamento, en donde yacían los restos de la madera que fue quemada en la noche. Pan rió divertido al ver la reacción de la pelinegra. 

Los niños perdidos empezaron a salir de sus respectivas cabañas, como lo hacían todas las mañanas. Se reunieron poco a poco en el centro del campamento. Algunos seguían aún adormilados, pues era temprano, los rayos del sol no tenían mucho de haber salido.

Pan se subió en un tronco y obtuvo la atención de todos.

-Félix, Maximilian, Stefan, Teodoro, Marco y Tomás, irán a recolectar madera suficiente para la semana- dijo Pan, los mencionados asintieron y se adentraron en el bosque, liderados por Félix. Antes de perderse en la densa vegetación, Maximilian le dedicó una dulce sonrisa a Melania.

-Luego... Devian, Will, Samuel, Benjamin, Christian y Antonio, se encargarán de rellenar todas las cantimploras. Y no lo hagan en la laguna de las sirenas, a menos que tengan un deseo de muerte. Will, tú estás a cargo- dijo Pan, todos asintieron para entrar en una cabaña, de donde sacaron las cantimploras y se dirigieron a completar su trabajo.

-Ahora, Rufio, Alexander, Matt, Joseph y Norman, cocinarán lo último que sobró del venado para desayunar y prepararan las cosas para lo que cazaremos- ordenó, los seis asintieron y fueron a su respectivo lugar, la cabaña de donde habían sacado las cantimploras. Debía de ser el lugar en donde guardaban todo.

The Real Queen Of NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora