14 abril del 2015 12:30 AM, Texas - Austin

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Termino de presentar mi ensayo sobre Shakespeare a la señora Griffin y a medio salón, salgo directo a la cafetería, compro un jugo y camino hacia las mesas del comedor, me siento en una de las sillas mientras escucho a un auditorio lleno de murmullos y risas. Tomo un sorbo de mi jugo de naranja. Nunca he sido tan amante a las frutas, siempre prefiero tomarlas en jugo antes que comérmelas enteras. Cada vez que Rachel lleva fruta a la casa opto siempre por meterlas en la licuadora y hacer una enorme jarra de jugo antes que me obligue a comer una.

—Hoy hay fiesta en casa de David —suelta Jenn, sentándose a mi lado.

—¿Fiesta? ¿Y desde cuando a ti te gustan las fiestas?

—Desde siempre. —Toma mi jugo y se manda un sorbo—. Vamos, será increíble.

—No lo sé Jenn, esas fiestas siempre terminan mal.

—Vamos... Vamos... Vamos... No me callaré hasta que me digas que sí. Vamos... Vam...

Le tapó la boca. —Cierra la boca, Jenn. —Me hace ojitos para que acepte.

Rayos, si la dejo ir sola se meterá en problemas, si estoy ahí también lo hará, pero al menos estaré allí para ayudarla.

Quito mi mano de su boca. —Está bien, iremos, pero en la mínima pelea nos vamos.

—Genial —eleva sus manos por los aires—, esta noche será una locura.

—Hablo en serio, Jenn. —Me hala los cachetes.

—Te amo, cachetona —elude.

Pongo los ojos en blanco. —Te lo advierto.

—Soy todo un ángel —aclara con sarcasmo.

Reviso mi celular para ver si hay algún mensaje de Skyler, no hay rastro de él desde la semana pasada. Un vacío se forma en mi pecho al pensar que lo único que realmente quería de mí era que lo ayudara para el vestido, pero no por algo más. Tal vez estuvo mal decir te quiero, tal vez no.

Este ligero afecto que tengo hacia él me está atormentando, me desagrada el hecho de estar pendiente de mi celular en espera de un mensaje y ¡jolines! ese era el motivo por el que no quería salir con ningún chico, siempre terminan alejándose, lastimándote o simplemente desapareciéndose de tu vida como si nada importara. Odio este tonto sentimiento.

—¿Invitarás a Skyler? —me pregunta Jenn.

—No quiero saber nada de él —le confieso algo irritada.

—Hombres... —Se encoje de hombros.

—¿A qué hora empieza la fiesta?

—A las 10 de la noche. Yo paso por ti, odio llegar sola a las fiestas.

—¿Y Matt?

—Peleamos. —Jenn baja la mirada.

— Hombres....

***

Llego a casa y lanzo las llaves sobre la mesita de la sala.

—Mamá, ya estoy en casa —grito—. ¡Mamá!

Una bola de papel vuela desde la cocina directamente hacia mi cara. Ally aparece y suelta la carcajada, la veo con enfado, pero su risa es tan contagiosa que empiezo a reírme con ella.

Se me acerca mientras se retuerce de alegría. Coloca su mano sobre mi hombro.

—Tu cara —dice entre risas— fue como... —Imita mi rostro. Su mueca da tanta gracia que ambas nos reímos aún más fuerte.

ImparableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora