3 mayo del 2015 03:00 PM, Texas - Austin.

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—Addy, es Skyler —me dice mi mamá, enseñándome el teléfono.

Niego con la cabeza, escucho que le dice unas que otras palabras que no me interesan oír, alcanzo mi vaso de jugo y subo a mi habitación. Ella me sigue.

—Hasta cuando vas a estar evitándolo, tienes que hablar con él, las cosas se arreglan hablando, no dejándolas de hablar —suelta mi mamá, mientras coloco el vaso lleno de jugo de naranja en la cómoda.

—No quiero hablar de eso ahora.

Me tumbo en la cama y coloco una almohada encima de mi cabeza. Escucharla hablar de Skyler hace que me vuelvan las ganas de llorar, por lo que no tengo ni el mínimo interés en escuchar lo que viene a continuación.

—Si no quieres hablar está bien, pero entonces ve y habla con el pastor, tal vez él tenga una respuesta. —Ella retira la almohada de mi cabeza.

—Si hablo con él prometes no tocar el tema de nuevo.

—Lo prometo

Me levanto, le doy un beso en la mejilla y salgo de la casa.


***


El pastor está de pie paseando de un lugar a otro mientras lee un libro que tiene como título Una vida con propósito de Nestor Chamorro Pesantes. Alza la mirada y me ve.

—Que gusto verte por aquí —me dice, cerrando el libro—. ¿Cómo has estado?

La palabra «propósito» últimamente la encuentro hasta en la sopa.

—No muy bien. Tengo muchas preguntas que hacerle. 

Camina hacia mí. 

El salón está vacío y al parecer solo estamos él y yo en la casa.

—Eso me parece excelente. Ven sentémonos por acá. —El pastor me guía a unas sillas que están a un lado del salón.

—Usted la vez pasada respondió mis interrogantes y me gustaría saber cómo lo hizo —le menciono, entretanto que nos sentamos en las sillas—, quiero decir, ¿cómo supo lo que nadie sabía?

Sonríe.

—Mmm... —Me mira como si quisiera recordar mi nombre.

—Audrey —le digo.

—Bien, Audrey, solo daba mi sermón como siempre, Dios muchas veces utiliza los sermones para hablarles a las personas que lo necesitan.

—Está diciéndome que usted no tenía ni idea de lo que me estaba pasando y que todas las respuestas solo eran parte del sermón.

—Audrey, cuando eres siervo de Dios muchas veces Él te coloca cosas en el corazón que uno como pastor obedece, yo no sabía nada sobre ti, además era la primera vez que nos veíamos.

—No estoy entendiendo nada, me dice que recibió una revelación divina o algo así y por ese simple hecho predico justamente lo que necesitaba oír.

—¡Exacto! Aunque básicamente es Dios, Él utiliza nuestras vidas y también puede utilizar la tuya, solo debes dejarlo entrar en tu corazón.

Me echo a reír de forma irónica.

—Creo que ya escuché suficientes de esto —le digo, rascándome la cabeza—. Me tengo que ir.

—Ya arreglaste las cosas con Skyler.

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