19 abril del 2015 10:00 PM, Texas - Austin.

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Me encuentro viendo el enorme centro de mesa que han decorado con flores y muchos dulces. A mi lado se encuentra sentada una señora de unos sesenta años de la cual ya me he hecho amiga. La casa está invadida por personas elegantemente vestidas, algunos de ellos llevan copas llenas de mocktails en la mano mientras conversan de una manera superficial y con aires de grandeza, de seguro hablan de los cinco autos que tienen y de las enormes casas que se manejan, son ególatras ambulantes, otros solo tienen cara de estar aburridos o de haber venido por obligación.

Tomo un sorbo del mocktails de melón que me dejo Skyler antes de irse a llamar a su hermana.

—Así que usted es la abuela de Annie —le digo a la señora de canas.

—No, cariño, solo soy su tía.

—Oh, disculpe —le digo arrepentida.

—Su abuela está por allá. —Señala a una abuela rubia y con aires de altura.

Estudio el rostro de la rubia de edad, su apariencia se me hace familiar.

—Ella es la madre de Katiuska —menciona, recordándome el accidente de los otros abuelos de Skyler.

—Ya veo, entonces deduzco que usted es hermana del padre de Skyler. —Coloco uno de mis mechones detrás de mí oreja.

—Analizas rápido.

Le lanzo una fugaz sonrisa.

Skyler llega con una sonrisa de oreja a oreja con su hermana a su lado. Ella es una hermosa rubia de ojos verdes y de cabello corto y con ondas, el vestido le luce muy bien y parece estar un poco aburrida de su fiesta de cumpleaños.

Inicia saludando a su tía y luego a los tres más que están en la misma mesa, me pongo de pie en el transcurso que ella lo hace hasta que llega a mí.

—Así que tú eres —me dice Annie, haciendo una pausa y toda seria—... la que se me robo a mi hermano.

Sus palabras me dejan abrumada, realmente no sé qué responderle.

—Es una broma, no te creas nada de lo que te digo. —Ella me da un empujón con su mano—. Soy Annie Evans, pero supongo que mi hermano ya te ha de ver hablado de mí.

—Sí y muchas cosas buenas. —Sonrió con timidez—. Es un placer Annie, yo soy...

—¿Audrey? —me interrumpe.

Asiento. 

—Audrey Granda, para ser exactos.

Nos alejamos de las personas y nos encaminamos a una habitación que permanece diagonal a la mesa.

—No, no estas siendo exacta. Hablo de todo el nombre, Skyler me dijo que no eras de acá y por lo que sé sus nombres son muy largos.

—¡Annie! —la regaña Skyler al abrir la puerta de madera que bloquea la entrada de la habitación.

—No te preocupes —le digo mientras ingreso en el enorme cuarto—, no me molesta, además ella tiene razón son muy largos. Es Audrey Mariel Granda Betancourt.

El lugar es el triple de una habitación normal, un piano negro brillante la decora, la alfombra de lana abarca todo el piso dándome la sensación de estar colada en la casa blanca, los muebles y las cortinas combinan entre ambos, dejándome boquiabierta por tanta exactitud en la decoración.

Skyler cierra la puerta.

—Interesante. Yo solo soy Annie Nicolet Evans.

—Un apellido que ahorrarse —suelto. Ella sonríe.

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