CAPITULO 75 BASTARDO RUBIO

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PERSPECTIVA: Rozuel Drayt


En medio de mi enfrentamiento contra el Tilq, un muchacho rubio se aparece de la nada luego de destrozar la barrera del demonio a patadas, el enigmático joven mira a todos con el ceño fruncido, pero enfoca su vista principalmente en el semihumano.


—No es la primera vez que veo a un Tilq, pero si es la primera vez que veo a uno en el cementerio de esta ciudad, en especial "este" –Dijo haciendo una pausa acompañado de un suspiro de agobio —Los sangre de bruja ya tienen bastante problemas ahora, como para que alguien de afuera venga a provocar más de la cuenta, sin importar cuál sea tu excusa, este es una lugar de reposo para los muertos, ten algo de respeto, idiota.


La pulsera compuesto de 6 perlas verdes de la muñeca derecha de aquel joven estaba brillando, emitía magia y pronto adopta la forma de un arma, un espadón verde de una empuñadura de 30 centímetros, una hoja de 120 de largo y una anchura de 30 cm, tres de las perlas estaban situado en la hoja del arma y las restantes sobre la empuñadura, el muchacho rubio clava la mitad del espadón en el suelo sin haber dejado de mirar al demonio.


—El muchacho al que tienes entre manos, lo conozco –Dijo él —Suéltalo.


El Tilq no dijo nada, tan solo miraba fijamente a la persona, así como él también lo hacía.


—Te dije que lo soltaras.


El demonio siguió ignorando el aviso del rubio, el hombre al ver que el semihumano no le hacía caso, suspira y observo como sujeta fuerte la empuñadura del espadón, acto seguido desaparece de donde estaba en un parpadeo y reaparece a unos escasos centímetros del Tilq tomándole por sorpresa.


El joven rubio blande su espada con una mano y golpea el cuchillo del demonio que amenazaba el cuello de Ermando, mandándola a volar lejos y luego le propina un rodillazo en las costillas al Tilq para obligarlo a soltarle, del fuerte golpe se escucha huesos crujir y el demoniaco ser es mandado metros atrás, él fácilmente salvo a Ermando.


—Es fuerte –Dije en mis pensamientos.


Su fuerza rozaba lo sobrehumano, pero lo más abrumante era su velocidad, aquello que presencie no era teletransportacion, aquel individuo hizo una zancada rápida y avanzo unos cuantos metros en un segundo, era una velocidad producto de un evidente fortalecimiento mágico, uno formidable.


—Vaya problemas en los que te involucras, Ermando –Dice el rubio.


—Esa voz... ¿eres tu Rudy? –Reconoce Ermando a aquel sujeto.


—Sí, soy yo, estaba de paso solamente.


—También vienes a visitar a Andy, ¿no?.


—Tonto, eso es bastante obvio, dejaremos la charla para después, aún queda un problema con que lidiar, no te muevas de donde estas, terminare con esto rápido, ¡lo mismo digo para ti, chico! –Exclamo esa última frase señalándome sin quitar su mirada del Tilq.

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