CAPITULO 65 LA HISTORIA DE LAS BRUJAS

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PERSPECTIVA: Rozuel Drayt


Sabía mi nombre, aquel misterioso encapuchado parado en una esquina, quien alertaba mis sentidos con solo haber pasado a mi lado.


— ¿Quién...?


Sin terminar mí oración salió corriendo para una dirección saliendo de mi línea de visión, le perseguí y al doblar por donde se fue, no estaba, avance unos cuantos metros y miro para todos lados, no había ni el mínimo índice de adonde pudo haber ido.


—No sentí que usase magia para escapar, ¿entonces como...?


Un trio de brujas se me acercó, por su vestimenta ligeramente equipada con protecciones livianas en su cuerpo deduje que pertenecían al "Wixau", con una fuerte mirada de sospecha la líder del grupo se me acerca.


— ¿¡Que crees que haces a estas horas rondando por las calles!? –Pregunto ella con un tono fuerte y bastante hostil.


—Salí a pasear, de cualquier forma acabo me top... -Le conteste para luego ser bruscamente interrumpido por ella.


—Oh, con que "pasear", ¿eh?, en plena noche y con un asesino rondando en Macur, vaya casualidad.


No hacía falta tener la astucia de un zorro para entender a donde quería llegar.


—Si me estas llamando sospechoso, dímelo directo a mí cara, ¿sí?, no hace falta que te hagas la listilla para provocarme con tus estúpidos juegos de palabras –Le dije tomando agresividad de mi parte.


—Je, un sangre de bruja con agallas, ¡eres bastante sospechoso! –Desenfundo su espada fina apuntándola hacia mí —Debería llevarte al cuartel e interrogarte en una celda, tengo la sensación de que escondes más de lo que aparentas.


No me quede quieto, tome la canica que correspondía con la AK-47 y la descomprimí en su forma original, apunte con ella a la bruja hostil advirtiéndole de que si no bajaba el arma, también respondería a su violencia.


— ¿Te resistes ante la guardia Wixau?, ¡estás en serio problemas! –Agrego ella asentando su cabeza como seña para sus dos compañeras.


Las dos restante se acercaron lentamente hasta estar a una considerable distancia y pusieron su mano dominante en la empuñadura del arma para desenfundarla en cualquier momento, la cosa estaba por ponerse intensa, independientemente de quien ataque primero, terminaría al final mal para mí, aun si logro vencer a estas tres, me tacharían de criminal por agredir a figuras de autoridad de esta ciudad, necesitaba un milagro para salir de esta situación.


— ¡Oye Roz, por aquí! –Mi nombre es pronunciado por alguien familiar.


Se trataba de Liha quien llega en un momento bastante tedioso, con su habitual comportamiento optimista de siempre, se acerca a mí tomándome del brazo.


— ¡Hasta que por fin te hallo!, ¿tienes idea de cuánto llevo buscándote?, aunque fuera solo un paseo nocturno rápido sí que no debiste alejarte tanto –Dijo ella con una serie de gesto y tono algo infantil —Como sea, ¿volvemos a la posada?.

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