PERSPECTIVA: Tercera Persona
Fue en el palacio de los Afigad, donde su nombre llego al Azim Alnabil con una influencia que continuaba expandiéndose hasta el día de hoy, aspiraba a convertirse en una autoridad superior al propio sultán. Como tal, los Muhaqdad, los líderes militares y guerreros más fuertes del reino, estaban a su servicio, con miles y miles de soldados a su disposición, él era Muer Afigad.
—Es un ghrayb, su nombre es Rozuel Drayt -Revelo Alnayits.
El investigador Muhaqdad, Alnayits, en una audiencia con Muer Afigad, el nombre del Trotamundos llega a oídos de este codicioso noble que anhelaba el poder absoluto de toda una nación.
—¿Un ghrayb?, ¿¡un ghrayb!?, ¿¡UN GHRAYB!? -Repitió el enfurecido Azim Alnabil.
Iracundas venas surgían sobre su rostro, los vasos sanguíneos de sus ojos se dilataban haciendo que estos se tornaban en parte roja en señal de irritación y de su boca espuma escupía, cerraba sus puños con fuerza hasta el punto de hacer que estos sangrasen.
—¿Un ghrayb acabo con uno de mis Muhaqdad y su ejército de 3000 hombres?... ¿¡es eso lo que estoy escuchando!? -Planteo dicha pregunta para confirmar tal verdad.
—Si su excelencia, un ghrayb consiguió eliminar al Muhaqdad, Yusuf Ahja Zad'tyk y un regimiento de 3000 hombres que le servían.
La confirmación de tal suceso por segunda vez, alarmo aún más a todos los Alnabil presentes, porque si alguien había conseguido eliminar por su cuenta a uno de los tres poderosos líderes militares y a un ejército de 3000 efectivos, significaba que no era alguien a quien se podía ignorar.
—He confirmado que este ghrayb colabora con los rebeldes.
El solo hecho de que tal enemigo este colaborando con los rebeldes, hacía que los propios Alnabil comenzaran a sentirse perplejos, inquietos en lo más recóndito de su ser, al ver que la amenaza insurgente que ellos consideraban un chiste, ahora contaba entre sus filas con alguien capaz de matar a un Muhaqdad. Solo Muer Afigad era la excepción a esa presión desmotivadora, no se sentía intimidado, estaba en cólera.
—¿¡Porque un insignificante ghrayb serviría a los rebeldes!?, ¿¡que le prometieron por servir a la causa de ellos?, ¿¡fortuna!?, ¿¡tierras!?, ¿¡prestigio!? -Se pregunto Muer Afigad enfurecido —¡Si posee tal poder, es a mí a quien debería servir!, ¡yo puedo darle la fortuna que codiciaría, la tierra más prospera de esta nación y su propia autoridad para gobernar sobre cientos de súbditos!, ¿¡y en lugar de eso prefiere ayudar a esas escorias insurgentes!?, ¿¡a desafiar mi poder!?, ¡¡IMPERDONABLE!!.
—Desconozco las razones del porque este ghrayb colabora con los rebeldes -Informo el investigador de cabellera gris y gafas de metal —Quizás tenga sus propios objetivos que sean compatibles con dicho grupo y por ello les ayuda.
—¡Sea cual sea sus razones, es imperdonable!, ¡lo sentenciare a morir lentamente, lo convertire en un espectáculo de entretenimiento para mi deleite y el de todos mis seguidores!, ¡tal humillación viniendo de un ghrayb no tiene perdón alguno! -Dejo en claro el gordo Azim Alnabil —Dime Alnayits, ¿¡cómo es este ghrayb!?, ¿¡cuáles son sus habilidades!?, ¡quiero saber todo sobre él!, ¡en especial su aspecto físico!, ¡mandare a colocar carteles de búsqueda en todo el reino y una recompensa por su cabeza!.
ESTÁS LEYENDO
Metalord Revolution
FantasyUn hombre criado de manera funesta en su niñez de un insólito mundo habitado mayormente por Esper, se convierte en un traficante de armas gracias a su don de baja manipulación sobre metales con el cual las crea, viviendo clandestinamente en un país...