Son una nueva generación de magos,las cartas mandadas por lechuzas y los mensajes a través de patronus han llegado a su fin.
Hace diecinueve años que Voldemort fue derrotado y esta nueva generación tiene muchas cosas que contar y experimentar.¿Es...
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Solo había cuatro cosas que me ponían a temblar como un chihuahua.La primera, que un hombre lastimara a Lily y yo no pueda hacer nada; La segunda, la mirada que me echa mi madre cada vez que descubre una de mis bromas;La tercera, que la familia descubra que mi primer beso fue Dominique y la cuarta y última, que la tía Hermione descubra que fui quién destrozó sus rosas.
Pero ahora eran cinco pues, aquí estaba yo, en la puerta principal de la casa de los Malfoy, rogando para mis adentros que sea Daphne la que abra la puerta.¡Merlin ha escuchado mis plegarias! Daphne abrió la puerta unos minutos después, no pude evitar recorrer su cuerpo con mi mirada, mierda, ese vestido verde le quedaba demasiado bien.
—¿Has olvidado donde están mis ojos, Potter?—preguntó mientras apoyaba su cadera en el marco de la puerta.
—Déjame disfrutar del camino hasta ellos, Malfoy—dije con una sonrisa.
Puse mis manos en su cadera y la pegué un poco a mí antes de mis labios atraparan los suyos.Sus manos recorrieron mi espalda en una suave caricia.
—Recuérdame porque hacemos esto—me quejé cuando nos separamos.
—Porque estoy harta de tener que sacarte por mi ventana cada vez que alguien entra en mi habitación.
—Pero me viene bien hacer deporte—flexioné mis brazos—¿Ves? Estoy echando músculos.
Soltó una carcajada y apretó los músculos de mis brazos.
—Bien pues, lo haremos para que a mi padre no le de un ataque al corazón si ve una foto nuestra en el periódico.
—Está bien—Sus brazos se pasaron a mi cuello y me acercó a ella, sus labios atraparon los míos, bajé mis manos a su trasero.
—¡QUE YO SEPA NO SE TARDA TANTO EN VENIR AL SALÓN DESDE LA PUERTA!—Se escuchó gritar la voz de Draco Malfoy desde algún punto de la casa.
Emití un quejido sobre los labios de Daphne pero ella sonrió.
—Anda vamos, papi te espera—murmuró mientras tomaba mi mano.
—Si muero hoy, esto será tu culpa—murmuré mientras ella tiraba de mi.
Draco Malfoy desde luego no era un Weasley, él no utilizaba las amenazas, lo suyo era el sarcasmo hiriente.
