Son una nueva generación de magos,las cartas mandadas por lechuzas y los mensajes a través de patronus han llegado a su fin.
Hace diecinueve años que Voldemort fue derrotado y esta nueva generación tiene muchas cosas que contar y experimentar.¿Es...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Llevábamos un rato esperando en la puerta del local donde pasaríamos la noche, sentí un escalofrío y es que la noche en Londres estaba un poco fresca.Llevaba únicamente un vestido negro con un poco de vuelo en la falda y unos botines de color verde soldado.
—No seas ridículo, Potter, no necesito una chaqueta—se burló James de mi, estaba recostado en una de las paredes del local con sus brazos cruzados—No va a hacer frío.
—Te odio—murmuré mientras me cruzaba de brazos.
Retiré mi mirada de él y me encontré con unos ojos azules que repasaban todo mi cuerpo, elevé una ceja y el chico se dio cuenta de que lo estaba mirando, me sonrió de manera coqueta antes de que él y sus amigos entraran en el bar.
—¿De que iba ese idiota?—se quejó James mientras ponía su chaqueta por mis hombros—Parecía que iba a comerte o algo así.
—Tienes que asumir que tienes una novia que está buena—me reí con una mano en su cuello, su ceño estaba un poco fruncido.
Presioné mis labios contra los suyos y eso lo hizo sonreír.
—Chicos, que estamos aquí.
Me giré y Dominique nos miraba con una sonrisa juguetona y con las manos apoyadas en su cadera. Sonreí y me separé un poco de James.
—¿Te he dicho que eres la mejor cargándote momentos románticos?—me quejé con los brazos cruzados.
—No me necesitas para eso—se burló
Fruncí mi ceño.
—Venga, Malfoy, yo te invito a la primera copa—dijo con una sonrisa, cada vez que sonreía así, era como ver a Bill Weasley hacerlo—Y así, tú y tus labios me perdonáis.
—Eres buena en esto de hacer tratos, Weasley.
—He aprendido de la mejor, Malfoy.
Uní mi brazo con el de ella y juntas, entramos al local. Música alta resonaba por toda la sala, caminamos como pudimos hacia la barra, dando empujones si era necesario. Dominique se apoyó en ella y le sonrió al camarero que se acercó a ella con una sonrisa.
Mientras Dominique pedía, me giré para ver a los chicos y Lily entrar.
—Oye, ¿donde está Lyssander?—pregunté a Dominique
—Resfriado en casa.
Asentí.
Estuvimos un rato bebiendo y hablando en la barra. Lorcan, Frank y Dominique salieron un momento para que les diera el aire, se agobiaban cuando había mucha gente en un mismo sitio. Lily me miró con una sonrisa.
