Son una nueva generación de magos,las cartas mandadas por lechuzas y los mensajes a través de patronus han llegado a su fin.
Hace diecinueve años que Voldemort fue derrotado y esta nueva generación tiene muchas cosas que contar y experimentar.¿Es...
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¿Que narices estaba haciendo Daniel aquí? Había gente con mala suerte y después estaba yo. Sus manos empezaron a moverse por mis piernas y fueron subiendo por mi torso, me sentí muy estúpida, muy estúpida por solo quedarme ahí parada sin saber que hacer.Cerré los ojos y aguanté las ganas de llorar.
—¿Me has echado de menos, princesa?—susurró en mi oído, el sudor frío recorrió mi espalda, ¿nadie en esta discoteca se da cuenta de que necesito ayuda? Tal vez si mi voz regresara...
Noté como alguien agarraba con fuerza mi muñeca y tiraba de mi, choqué contra el pecho de un chico, levanté la mirada y me encontré con los ojos de Ian que me miraban con preocupación, cerré mis ojos y apoyé mi mejilla de vuelta en su pecho. La mano con la que había sujetado mi muñeca fue directamente a mi pelo, rascó el pelo de mi nuca con sus dedos.
—¿Cuando vas a darte cuenta de que molestas, Wagner?—bufó Daniel
—Mira, Lockhart, solo quería una noche tranquila con mi chica y mis amigos—dijo Ian, levanté un poco mi mirada pero la de Ian estaba centrada en Daniel, parecía que quería hundirlo en el suelo—Así que, vete con tu papá a pescar o....Espera un momento,
Hizo una mueca de sorpresa fingida.
>>Tu papá no te recuerda—completó—¿Es por eso que tienes miedo al abandono y no puedes dejar ir a las personas de tu vida?
No quería mirar a Daniel pero estaba muy segura que estaba hirviendo por culpa de la rabia.
—No entiendo por qué te preocupa tanto ella—dijo Daniel—ni por qué nos peleamos, podemos tenerla los dos, a ella no creo que le importe.
Las caricias de Ian pararon, sus manos cayeron a cada lado de su cuerpo con sus puños cerrados.
—Vuelve a tratarla como un objeto y vamos a tener un problema serio—gruñó Ian.
—Vamos, chico, podemos ser amigos—me giré y vi como Daniel sacaba su móvil, se lo enseñó a Ian. Mi boca se abrió y me dio mucho miedo girarme para ver la reacción de Ian—Tiene tiempo para ambos.
Ian hizo el amago de dar un par de zancadas, puse mis manos en su pecho para impedírselo.
—Ian, por favor—susurré, sus ojos recayeron en mi, parecía que en cualquier momento iban a saltar chispas—No, escúchame, necesitamos hablar.
Asintió y puso una mano en mi espalda.
—Vamos fuera—asentí pero cuando me di la vuelta y me aparté de su camino, se acercó a Daniel y sujetó el cuello de su camisa—Escúchame, pedazo de mierda.
