Son una nueva generación de magos,las cartas mandadas por lechuzas y los mensajes a través de patronus han llegado a su fin.
Hace diecinueve años que Voldemort fue derrotado y esta nueva generación tiene muchas cosas que contar y experimentar.¿Es...
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El ambiente estaba demasiado tenso, cuando decidí contar que estaba embarazada en una comida familiar, lo que menos pasó por mi cabeza fue que mi padre aparecería con Daniel.
—No te lo voy a repetir de nuevo—dijo mi madre, su tono denotaba su enfado– ¿Que haces este en mi casa?
—Ya te lo he explicado, Audrey—volvió a decir papá— Es el novio de Lucille pero se han peleado y ahora tu hija no quiere hablar con él.
—¿Y no te has parado a pensar que quizás hay una razón?—escupí con asco, a este punto, me daba igual lo que mi padre pensara de mi. Edmond apoyó una mano en mi espalda.
—Oh, Percy, si solo te hubieras molestado en conocer a tus hijas...—murmuró mi madre.
—Princesa, por favor, vamos a hablar—dijo Daniel mientras alargaba una mano para acariciar la mejilla de Lucille pero Ian sujetó su muñeca y apretó.
—Solo atrévete a que tu aliento despeine uno de sus pelos—gruñó, Lucille se puso detrás de Ian— Solo a eso y te mato, aquí y ahora.
—Oye niño, no le hables de esa manera— dijo Percy con los dientes apretados—No estás en tu casa.
—Más que este si—dije mientras señalaba a Daniel.
—¡MOLLY ADRIANNE WEASLEY!—rugió mi padre— pídele perdón ahora mismo, yo no te he criado así, señorita.
—¿Por qué?—me crucé de brazos—He dicho la verdad, hasta donde sé, Ian es mi cuñado y Daniel es él que sobra.
Mi padre parecía que en cualquier iba a explotar, creo que pretendía hundirme en el suelo con su mirada severa. Se giró a Lucille que se había puesto junto a Ian.
—Vamos, Luce, dale una segunda oportunidad—le dijo, los ojos de Lucille estaban llenos de lágrimas— Sabes que Ian no es el correcto, solo mírale, ¿como puedes confiar tanto en el? ¿Como sabes que no te levantará la mano o te dejará por otra?
Ian se tensó, parecía que quería arrancar la cabeza de mi padre y luego la de Daniel. Lucille puso una mano en el pecho de Ian, su pulso temblaba un poco, seguro que esta era su pesadilla personal.
—Porque sé que estaría muy dispuesto a cortarse la mano antes de ponérmela encima, papá— respondió mi hermana— Te he dejado que controles mi vida veinte años pero, no vas a conseguir que te deje controlarla más. Se que me conviene y sé que definitivamente no es Daniel.
