CAPÍTULO: 21

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Todo estaba oscuro, no habían ninguna señal del lugar en el que estaba, no había nadie, excepto yo, recorría el lugar, mis pasos eran un poco más rápidos de lo normal.

Caminé tratando de encontrar un poco de luz, movía las manos para tratar de no chocar con algo.

Una luz apareció obstruyendo un poco mi vista, caminé hacia ella, trataba de saber dónde estaba, no había nada en si que me relacionara con algún lugar.

Al llegar adónde estaba la luz choqué con una puerta de metal, estaba frío, traté de abrirlo para lograr salir, la golpeaba con fuerzas un golpe tras otro, aumentaba la fuerza para lograr salir.

—¡Abran la puerta!– gritaba todo lo que podía.

Mis manos me dolían de tanto golpear la puerta de metal que estaba enfrente de mi, gritaba pidiendo ayuda, mi voz perdía cada vez fuerza y sonido.

Cerré los ojos tratando de calmarme, tenía que concentrarme para salir, mis palmas se convirtieron en puños, respiraba y exaltaba.

—Dylan– abrí los ojos de inmediato, conocía esa voz, tenía once años que no la escuchaba pero aún así la reconocería en cualquier lugar.

—¿Mamá?– pregunté con voz quebrada, miré por todos lados tratando de encontrarla.

—Danna, no está aquí tenemos que seguir buscando– escuché la voz de mi padre, los buscaba por todos lados.

—¡Mamá!, ¡papá!– gritaba a todo pulmón, por fin los vi, estaban cómo la última vez que los había visto, su ropa era la misma– ¡Estoy aquí!.

Golpeaba más fuerte la puerta de metal, sentía cómo mi piel empezaba a abrirse, la sangre no tardaba en llegar al igual que el ardor y el dolor.

Paté con fuerza, mi madre volteó creyendo haber escuchado algo, sus ojos se detuvieron en la puerta en la que estaba.

—Elliot, está ahí– sus ojos se llenaron de lágrimas.

—¡¡ESTOY AQUÍ!!– reuní toda la energía que tenía para sacarla en ese grito, me dolía la garganta, raspaba al intentar hablar– estoy aquí, mamá, enfrente de ti– susurré con lágrimas en mis ojos al notar que no se percataban de mi.

La puerta se abrió de inmediato, la luz opacó mi vista, tarde unos minutos en recuperarla, abrí los ojos pero por la falta de luz no reconocía bien lo que pasaba.

Unos brazos me agarraron, mi cuerpo se tensó de inmediato por el contacto incómodo, poco a poco mi vista se normalizó, mi madre me estaba abrazando mientras lloraba.

Mi padre se concentraba en mirar cómo estaba ahora, cuándo mi madre se separó de mi, me miró, mis ojos estaban cubiertos de lágrimas al igual que los de ella.

—Dylan– jadeó mi madre mientras sus lágrimas salían.

Yo estaba en shock, verlos después de tantos años, después de que lo único que recordaba era su muerte, su cabello seguía castaño hasta los pechos, mi padre con sus ojos azules, su cara bronceada.

Las lágrimas por fin habían logrado lo que querían desdé que escuché a mi madre “Salir”, me acerqué un poco a ellos, toqué sus hombros, trague saliva al sentir que era real.

Están aquí, están conmigo.

Los abracé a los dos, mis brazos apretaban sus cuerpos.

—Campeón, estás alto, de seguro ya no eres virgen– reí al escuchar el comentario de mi padre.

—¡Elliot!– reclamó mi madre.

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