CAPÍTULO: 27

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Movía mis dedos con desesperación en el volante, Kate había aceptado ir a dormir a mi casa, lo cual había sido una gran sorpresa, no hablábamos mucho por la gran tensión que teníamos.

Después de que acabara el turno de Kate la cagué como un sacó de papas para ir directo a mi coche y asegurarme de que no escaparía.

–¿Puedo agarrar tu mano?– pregunté con delicadeza, volteó a mirarme, le sonreí con todos los sentimientos que tenía.

—No– dijo con una voz tan helada que en alguna parte de mí, me dolía.

—Katherine de verdad estoy intentándolo sé que no estuvo bien pero la mejor parte de una persona es reconocer que lo que hizo no estuvo bien y eso yo lo estoy haciendo, creeme que haré cualquier cosa, de verdad.

—Y la parte mala de eso es que la mayoría de las personas prometen cosas y cuando llega la hora de cumplir, jamás lo hacen, estoy cansada de eso, Okay, tú mismo lo hiciste, prometiste que si te daba una cita no harías caso a ninguna mujer y mira qué pasó, lo hiciste y eso que no pasaba nada entre nosotros ahora no quiero imaginarme si hubiera pasado algo.

Dejé de mirarla para seguir conduciendo, estaba enojada, volvía a ser la Katherine del principio, las manos de Kate se movían por sus muslos tratando de matar el tiempo, no quería hablar, sabía que si seguía hablando, las cosas se pondrán peor.

—¿Qué tengo que hacer para que las cosas vuelvas a ser cómo eran hace unos días?.

—Cambiar, lo hiciste unos meses pero después volviste a ser él mismo, tal vez no lo notes pero yo sí, me encantaba ése Dylan, era un idiota pero era mejor que él patán que tengo a un lado.

—Cambié, una cosa es que te quiera con todo mi corazón pero no dejaré que digas estupideces para herirme porque sólo estás enojada.

—Sonaste tan padre...

—Eso te agrada ¿no?, porque eso por lo menos te recuerda que no lo vas a oírlo de nuevo, porque no está vivo– apreté la mandíbula con bastante enojo al escuchar lo que había dicho, aprete mi dedo pulgar en mi frente tratando de tranquilizarme– Kate yo...

—Para el puto coche– su voz estaba un poco rota, la miré de reojo, sus lágrimas ardían en sus hermosos ojos cafés claros.

Tiene razón, no he cambiado, sigo siendo él mismo...

—De verdad no quería decir eso, me salí de control...

—¡Me importa una mierda! Tal vez te digo esas cosas es por algo, ves, sigues siendo él mismo patán, tú más que nadie sabes que él es un punto muy bajo para mí pero te importo una mierda usarlo para lastimarme, ¿Pero qué me dices tú, eh?, tus padres al igual están muertos, yo por lo menos tuve la cortesía de contártelo en cambio tú jamás me hablaste de ti o de tu vida.

—No metas a mis padres en esto Katherine.

Las cosas se ponían peor, un semáforo se colocó en rojo obligándome a detenerme.

Veía a Kate, sus lágrimas no salían us mandíbula estaba más que apretada, sus venas y huesos resaltaban en su cuello, sus manos están rojas del dolor que había por la intención de enterrase las uñas en las palmas, me acerqué para tocarla pero en el instante que me notó me vio a los ojos.

Su mirada estaba llena de odio, sin importarme le agarré las manos dejando al descubierto las marcas de sus uñas, me pecho estaba apretado pero al mismo tiempo una cuchillada en mi corazón me atacaba, sus lágrimas por más que gritaran salir no lo hacían, veía su sufrimiento, para mí era un castigo.

DARK SOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora