About The Unusual Suspects | AW&W: 2 | Teen Wolf

Capítulo 24: The Divine Move.

Mini Maratón: 3/3

Stiles

Despierto al sentir que alguien tira de mí. Es Lydia. Y no solo tira de mi brazo para levantarme del suelo sino que también está llorando a mares.

—Por favor, Stiles. No puedo dejarte aquí.

—¿Lydia? ¿Qué pasó? ¿Me desmayé? ¿Por qué lloras?

—Stiles, tenemos... Tienes que levantarte.

Sin más, pasa uno de mis brazos alrededor de sus hombros y debo apoyarme en la pared del estrecho pasillo para no dejar que ella cargue con todo mi peso.

—Lydia, ¿qué sucede? ¿Por qué lloras? —pregunto de nuevo tras dar unos pasos, pero su única respuesta son sollozos. Trato de recordar con exactitud qué pasó antes de que me desmayara. Corríamos. Intentábamos llegar a los demás porque algo malo iba a pasar. Alguien iba a morir—. ¿Lydia? ¿Cómo están los demás? ¿Qué pasó? —Y de nuevo solo obtengo más sollozos de su parte.

Decido que algo malo debió pasar o que ella simplemente está muy alterada. La segunda opción me gusta más. Definitivamente. Pero sé que no es la correcta por lo que desisto en hacerla hablar y me concentro en llegar al exterior sin otro desmayo en el intermedio. Sin embargo, tengo un mal presentimiento y el beso que Mer me dio antes de separarnos en este horrible lugar parpadea frente a mis ojos. Se había sentido como una despedida y si esa sensación no me gustó en el instante que se instaló en mi pecho ahora me gustaba menos.

Me siento bastante débil. Cada centímetro de mi cuerpo me duele y el llanto de Lydia me hace sentir nervioso, además también está el terriblemente estrecho pasillo que recorremos por lo que me parece una eternidad así que cuando finalmente salimos de éste y una fresca brisa invernal nos recibe procuro respirar hondo en busca de un poco de calma, no obstante Lydia no me lo permite pues una vez las limitaciones del espacio a nuestro alrededor desaparecen ella empieza a caminar dando zancadas, obligándome a hacer lo mismo de una manera un poco más torpe de lo usual.

Cruzamos una cerca y lo primero que noto es que Chris Argent está aquí y que tiene abrazados a Allison y a Isaac, cuando Lydia y yo pasamos a su lado noto que están llorando, incluso el señor Argent tiene lágrimas deslizándose por sus mejillas; después veo a Kira junto a su madre y ambas lucen acongojadas, casi escondidas detrás de una pila de cajas de madera, más allá de donde Lydia nos detiene a ambos sollozando más fuerte que antes.

Entonces mis ojos caen sobre Scott, tirado en el suelo. También está llorando, puedo escuchar sus sollozos desde aquí. Está sujetando el cuerpo de alguien. Todo alrededor se oscurece y siento el peso del mundo caerme encima en cuanto me doy cuenta de que hay un solo rostro al que no he visto aún. Mi pecho se comprime en cuanto reconozco la vestimenta del cuerpo inerte al que Scott se aferra como si de ello dependiera su vida. Los berreos de Lydia, el llanto de Isaac y los Argent, el dolor en las caras de Kira y su madre... Todo cobra sentido en un momento.

—No —mascullo con dolor. Me separo de Lydia y casi a tropezones llego hasta ellos, dejándome caer sobre mis rodillas—. No. No, no, no, no, no. No. —Las lágrimas rápidamente se han acumulado en mis ojos, nublando mi visión—. No. Scott. No. Ella, ella no está muerta. ¿Verdad? ¿Scott?

—Se fue, Stiles. Ella se fue —Scott suelta con voz rota.

Un gimoteo se me escapa. Sacudo la cabeza, negándome a creerlo, pero en cuanto él afloja su agarre al cuerpo de mi novia y veo la enorme mancha de sangre ensuciando su vestido no dudo en arrebatarla de sus brazos. Esto no puede estar pasando otra vez.

—No. No. Mer, tienes que regresar. Tienes que hacerlo. Abre los ojos. —Toco cada centímetro de su rostro, quito el pelo de su cara, la sacudo un poco pero nada pasa. Ella no responde—. ¿Mer? Por favor. No... no puedes dejarme. No puedes irte ahora que te tenía de vuelta. No. Mer, por favor, despierta. No me hagas esto. Por favor. Despierta. Te necesito —balbuceo en medio del llanto—. Despierta. Por favor. Te lo suplico, no te vayas, no me dejes. Por favor. Te lo ruego, Mer. No me dejes.