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La biblioteca está repleta de estudiantes de segundo año, algunos investigan para trabajos particulares, otros retiran libros sobre materias específicas, y un pequeño grupo está fisgoneando en la zona de novelas. Este lugar tiene un sistema para todos los estudiantes del Instituto. Si queremos retirar un manual o enciclopedia tenemos un máximo de tres días para devolverlo en excelentes condiciones, de lo contrario recibes una multa que debes pagar en recepción. Las novelas son un tema a parte. Existe un programa de "Adopción Literaria" principalmente fue impulsado por mi profesora de primer año, Andrea Torrent, antes de jubilarse. Ella buscaba lo que el Instituto, los demás profesores, directivos y alumnos ignoraban, ampliar la cantidad de lectores apasionados en el pueblo. Y como era el único Instituto en un rango de 100 kilómetros no descansó hasta tener la aprobación de la institución y la biblioteca. El sistema consiste en contar con una sección de novelas donde nosotros, los estudiantes, podamos adoptar un libro, llevarlo a casa, devorarlo, y devolverlo o no, eso depende de cada uno. También está abierta la posibilidad de traer libros desde nuestros hogares para que nuevos lectores se sumerjan en las historias que tanto nos habían enamorado. El problema es que en el pueblo los libros y la literatura no son demasiado populares y el proyecto de "Adopción Literaria" no creció demasiado, consiguiendo llegar nada más a un rincón, donde casi no da la luz, de la biblioteca.  Pocos estudiantes realmente se interesan sobre el programa, yo soy una de ellas. Como no tengo dinero suficiente para libros nuevos estoy totalmente agradecida con el programa de la Señora Andrea Torrent, que es también la mejor profesora que tuve hasta ahora, y así lo seguirá siendo, por lo menos mientras tenga al sádico del Señor Hank. Lo que me lleva a la razón por la que estoy en la biblioteca. 

El Señor Hack quiere que hagamos un trabajo sobre la importancia de la ortografía en el siglo XXI, y cómo la tecnología la está desplazando de nuestras vidas cotidianas. En mi opinión es un trabajo muy sacado de la galera, sin sentido, y merece completamente el nombre de "castigo" más que otra cosa. Luego recuerdo que es eso lo que estamos haciendo. Estamos en un castigo, bueno yo no, ellos.

Eric y Gary están sentados uno junto al otro opuestos a mí, solo una mesa de madera deteriorada por escritos adolescentes sin sentidos, nos separa. En ella puedo notar con mis dedos como la madera esta levantada formando una A y un G encerrados en un corazón. Historias románticas adolescentes sin sentidos, sería un título para esta mesa. Algunos corazones están tachados con rabia y desamor, otros siguen intactos a pesar de estar borrándose que me hacen preguntar cuánto tiempo llevan allí. También me gustaría saber quiénes son A y G, y que habrá sido de su romance adolescente. Repaso nuevamente las letras grabadas en la madera, con lo que seguramente fue un bolígrafo, pensando y un tanto imaginándome su historia. Una parte de mi sabe que Gary está parloteando con una chica de segundo, haciéndole creer que tiene una belleza excepcional y que deberían salir algún día; y que Eric esta mirándome atento a lo que estoy haciendo. La otra parte de mi está perdida en la inscripción de la mesa. ¿A amaba a G? ¿Se casaron? ¿G golpeaba de vez en cuando a A? Un sacudón primero, una cachetada después, y el perdón desconsolado como broche de oro. ¿A será feliz con G? ¿A habrá muerto de cáncer? 

A de Amy...

De pronto quiero que todos cierren la boca de una buena vez, porque entre sus voces la puedo escuchar a ella, gritando, gritando por ayuda. 

Eric dice algo pero no logro escucharlo por completo. Mi silencio me está protegiendo otra vez, hasta que recuerdo que no hay una amenaza verdadera, que mi madre está en paz, y que no estoy sola para hacer una escena de niña trastornada. 

-¡¿Qué?¡- oh dios mío estoy gritando. Contrólate.

-Ángela y Gabriel- dice Eric con total naturalidad. No logro descifrar si omitió por completo mi comportamiento anormal o sinceramente no se dio cuenta de lo que ocurría dentro de mi cabeza. Aunque por su comentario algo sabe. 

La Silenciosa Ana. (editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora