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-¿Una fiesta?- pregunta Jack con desconfianza.

-Sí, es una pequeña reunión con mis compañeros de clase. Nada especial, volveré antes de medianoche.

Jack no está acostumbrado a estas situaciones. Intento leer su reacción pero su rostro parece tallado en piedra, una cosa es segura no le gusta nada que me vaya. Está parado en el umbral de mi puerta, cruzado de brazos, sigue con su traje puesto pero su postura ya no es la del intendente de Bluebeard. No me prohíbe salir pero tampoco me habla, solo mira cada uno de mis movimientos, y yo me siento bajo la lupa de un detective, con todas las de perder. 

-¿En dónde es?- exige saber. No noto ningún tono específico en su voz. No puedo mentirle, es imposible, Jack tiene ojos y oídos en cada pared de Bluebeard. Pero, quien quiera que sea en el teléfono con Hans, realmente no me quiere en la fiesta de Lisa. ¿Podría haber sido Jack? 

-En lo de Lisa- respondo con mis ojos clavados en él. Lo estoy probando, necesito ver su reacción. 

Nada.

-Medianoche. 

Jack me deja cambiarme en paz. Nada y todo a la vez me hace pensar que Jack es la persona tras el télefono. Pero si lo analizo con cuidado, mi padre tiene todo el derecho y el poder del mundo para prohibirme ir a esa fiesta, y sin embargo, no lo hizo. Si no es Jack, ¿quién es? ¿Por qué no debería hablar con Lisa? ¿Tiene algo que ver en esto Tamara y esa conversación que escuche en el baño? ¿Qué papel juega en todo esto Jack? Demasiadas preguntas, solo espero encontrar alguna respuesta esta noche. 

-Esto va a ser raro pero me gusta- dice Eric mientras toca el timbre de la casa más grande, después de la mía, en el pueblo. Había estado en este lugar antes, no por Lisa, si no por Hans. No sólo es el comisario del pueblo, también es un buen amigo de la familia, especialmente de Jack, por esa razón y otras cincuenta no logro entender porque demonios se van del pueblo. 

-Se siente extraño. ¿Lisa está de acuerdo con que venga?

-No tengo la menor idea- responde con los ojos pegados al suelo. 

-¡¿Qué?! Pensé que habías hablado...

La puerta se abre ante nosotros y nos recibe Gary. Genial. Puedo adivinar el comentario estúpido antes de que salga de su boca, pero no habla, en vez de eso me mira como si fuera un fantasma. Me hace sentir bien haberlo dejado sin palabras, en especial cuando odio todo lo que dice. 

-Hola Gary- Eric es el primero en hablar y romper el hielo. Me toma del brazo y me guía hacía el interior de la casa, ya repleta de personas. La música suena bastante alto, pero no tanto como en el bar, estoy acostumbrada al ruido y al humo de cigarrillo en el aire. Ambos están presentes está noche, me pregunto donde está Hans. Me doy cuenta que Eric sigue agarrándome el brazo y me suelto con brusquedad. 

-Pensé que habías hablado con Lisa. 

-Nunca creí que ibas a aceptar venir. Una vez que dijeras que sí lo iba a comentar en el grupo pero ya sabemos lo que paso en el medio. ¿Dónde está?

-Buena pregunta.

Rastreo el interior de la casa con mis ojos. El aire está algo viciado por el humo de cigarrillo, pero no huelo marihuana en el ambiente. Las luces están bajas como si fuera un bar nocturno y hay demasiadas botellas de alcohol en el desayunador de la cocina, que divide ésta con el comedor. Todos mis compañeros de clase están allí e incluso algunos de otros años. Detecto a Gary casi de inmediato, sigue mirándome como si fuera alguna clase de perro rabioso que se logró colar a la casa. Pongo los ojos en blanco y lo ignoro. Sigo buscando, encuentro algunas miradas en el camino, algunos están realmente sorprendidos de verme pero nadie me saluda. Casi puedo sentir los murmullos sobre mi piel. No me interesan, no me importa ninguna persona de este lugar, solo quiero respuestas, entender porque parece que Bluebeard no es tan simple como pensaba. No logro encontrar ni a Hans, ni a Lisa. Eric me dice algo pero la música obstruyó su voz, está caminando hacia Gary y los demás. Me miran, no dejan de hacerlo, se vuelve demasiado incomodo. No necesito ser adivina para saber que hablar de mí, no tengo porque soportarlos, me voy. 

La Silenciosa Ana. (editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora