15. ¿POR QUÉ RESPIRAR?

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2 meses y 18 días antes.

Me despierto temblando del suelo mojado, miro las marcas en mi piel, que están moradas y nada bonitas.

—Parad, por favor —suplico, sin mucho éxito—. Por favor.

Las lágrimas se quedan en mis ojos, y resbalan despacio por mis mejillas, el dolor me paraliza el cuerpo, sin ni siquiera poder moverlo, esto es lo peor que me han hecho nunca. Prometí no soltar ni una lágrima más, pero no puedo aguantar esto, es demasiado.

— ¿Qué queréis de mí? —pregunto gritando.

—Nada, solo hacerte sufrir —dice uno de los muchos de los cuales disfruta haciéndome daño.

—Vais a pagar por esto, os lo juro.

Una vez más, el agua de la manguera sale disparada proyectándose en mi piel, empapándome. Y luego viene él, la peor de todas mis pesadillas, se acerca a mí con su nuevo juguete eléctrico y me lo azota en la piel.

Suelto un aullido de dolor por mi boca y segundos después, todo se vuelve negro.

Me apoyo a una esquina rápidamente cogiéndome las piernas. ¿Por qué seguir respirando? ¿¡Por qué?! Solo tengo ganas de desaparecer, que ellos ya no tengan más motivos para torturarme cada día, que ya no haya motivo para luchar. Me levanto del suelo, pero todo está oscuro, me tiemblan las piernas y no puedo salir. Me ahogo con cada paso que doy. ¿Y qué hago? Ya no siento los pies, no siento las piernas. Algo me está sujetando, no sé qué es, pero tampoco quiero saberlo. Me da miedo. Estoy sola, no tengo a nadie, nadie está para protegerme, ¿y ellos dos? ¿Dónde están? Me juraron que nunca me dejarían, que siempre estarían conmigo. Que nunca me fallarían. Todo el cuerpo está muerto, ya no siento nada. Estoy asustada, no puedo moverme. De mis ojos quieren salir lágrimas, pero las reprimo.

Quiero chillar, pero antes quiero decirles que los quiero, a los dos.

— ¡Parad, por favor! —dejo salir un grito ahogado por mis labios, secos—. Por favor...

—Sht, soy yo, tranquila —y esa voz, es la voz que está en todas mis malditas pesadillas, esa que no me deja tranquila, esa que está en cada rincón de mi mente—. No te tocarán más.

Me acerca a su pecho, y yo intento reprimirme, pero él tiene más fuerza que yo, y a mí me tiembla el cuerpo entero, así que me rindo. Dejo de hacer fuerza y me dejo resbalar por sus brazos, como si fuera solo un trapo de cocina que está sucio, y por un momento, pienso que son los brazos de Jake. Calentitos, fuertes, seguros.

—No puedo más, Robert. Acaba ya conmigo —le susurro en la oreja—. Mátame, por favor.

Él me separa un poco de su cuerpo, y por la rendija de la ventana, se cuela un poco de luz, proyectándose en sus ojos.

—No puedo, querida.

2 meses y 8 días antes.

Mantengo la mirada fija en el techo. Hace 3 días que se me han quitado las ganas de comer. He decidido que si no me matan ellos, lo haré yo. ¿Cuánto puede tardar en morir una persona que no come nada? Las fechas se empiezan a liar en mi mente, mareándome.

Mis recuerdos empiezan a ser confusos; se me ha olvidado como se sentía acariciarle la cara a Jake. Se me ha olvidado el olor que hacía el café recién hecho que me hacía mi madre por las mañanas, el sonido que hacía Anne cuando se reía de esa manera tan espantosa, el tacto del cabello de Marly, y por encima de todo, ya no recuerdo como el ''Te quiero, enana'' de mi padre, salía de sus labios.

Amor Robado [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora