Capitulo 31

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El beso se prolongo lo suficiente para que ahora le exigiera a mi cuerpo con desesperación oxigeno. Aún no me creía ¡Qué Len estuviera aquí!¡A mi lado, besándonos!.

Hubo un pequeño silencio que para mi sorpresa no resulto ser incomodo - como me lo esperaba -, el único sonido que se escuchaba era nuestras agitadas respiraciones sincronizadas, haciendo que el ambiente se tornara agradable y reconfortante.

Decidí romper el silencio, necesitaba escuchar su melodiosa voz ronca.

- Len... - Musite más para mi misma que para llamar su atención.

- ¿Naranjita? - Dijo con un tono coqueto, aunque no lo viera lo más probable era que estuviera sonriendo.

- ¿Me ayudas? - Señale la venda atada en mis ojos - No es muy cómoda que digamos - Agregué al no sentir ni un movimiento.

- Como ordenes - Susurro en mi oído causando un escalofrío en todo mi cuerpo y un pequeño sobresalto de mi parte.

Parpadee varias veces para acostumbrarme al entorno, por fortuna no había mucha luz. Como una loca en busca de su tesoro más preciado, gire para ver a Len.

Me quede sin palabras.

- Te extrañe - Ladeo la cabeza acompañado de una tierna sonrisa gatuna.

En vez de responder, me di el placer de admirar sus - ahora - marcadas facciones, ya no quedaba rastro de aquel estúpido y dulce adolescente del que me enamore.

- Yo igual te extrañe - Repite su acción pero en vez de una sonrisa deposite un casto beso en sus húmedos labios.

- Ahora eres toda una mujer - Me miro pervertida mente y sin ninguna discreción mis pechos.

- ¡Pervertido! - Exclamé, dándole la espalda inmediatamente - ¿No tienes algo más bonito y decente que agregar? - Mi cara seguramente se confundiría con un tomate por su estúpido comentario.

- Déjame pensar - Sentí como se acercaba hacía mi, al grado de sentir su tibia respiración en mi oído - Extrañe besar tus dulces labios - Agarro mi cintura y con un movimiento me obligó a quedar cara a cara.

- Informate que yo no extrañe nada de ti - Sonreí con diversión, lo haría sufrir un poco por haber dejado de hablarme.

- ¿Segura? - Enarco una ceja, dándome a entender de que no me creía.

- Segura - Afirme con semblante serio pero interiormente me estaba muriendo de la risa - Tus besos no se comparan a los de... - Puse mi dedo anular en mi boca y empece a murmurar nombres al azar.

- ¿Me esta devolviendo la misma moneda Srt Kagane? - Sonrío victorioso. Bufé por mi intento fallido de tortura - Tomaré eso como un si - Agregó con burla.

- ¡Qué fastidioso eres! - Hice un puchero.

- Hermoso, encantador y divertido te falto agregar - Volvió a sonreír gatuna mente - Además se que amas a este fastidioso - Se señalo así mismo.

- Menos mal que ahora no eres egocéntrico - Dije ironica.

- Es un Don - Se encogió de hombros.

- ¿Sabes cual es mi Don? - Susurre con dulzura mientras rodeaba su cuello con mi delgados brazos. Él negó con la cabeza - Llevarte al cielo con un simple beso - Sentencie y plante mis labios sobre los suyos.  

La ternura que predominaba el beso, fue quedando atrás cada vez que las manos de Len recorrían lentamente mi espalda. Necesitaba sentir su esencia en mi, volver a besarle con desesperación como lo hacía en la adolescencia, cada vez que no lo veía. Lo necesitaba a mi lado, aunque haya sido un idiota conmigo.

Su traviesa mano paso de tocar mi espalda a tocar juguetona mente mi trasero, provocando que soltara pequeños suspiros placenteros, al parecer eso hizo que Len se excitara ya que mordió con rapidez mi labio inferior, dándole paso a que su lengua explorara toda mi cavidad bucal y viceversa.

Los besos se tornaron intensos al igual que las caricias mutuas, ambos sabíamos que si no parábamos íbamos a terminar haciendo un acto indecente pero completamente lleno de amor y para evitar una futura vergüenza de que nos descubrieran, me separe delicadamente de él, finalizando con un sonoro beso en su frente.

- Tienes la mala costumbre de siempre parar Rin - Suspiro pesadamente.

- También es otro Don - Le guiñe un ojo.

- Prefiero el primero - Se encogió de hombros - Ademas admití que tuvimos un buen reencuentro - Dijo con coquetería. Otra vez mis blancas mejillas se tiñeron de rojo.

- Hablando de reencuentros ¿Por que dejaste de hablarme? - Pregunte con semblante serio. Len borro la linda sonrisa que tenia con anterioridad - Y quiero respuestas serias y verdaderas - Sentencie con voz autoritaria y me cruce de brazos.

- Naranjita, te lo iba a explicar ahora en nuestra primera cita - Me guiño un ojo - Este no es un buen lugar para pedirte ser mi novia.

- ¡¿Qu--

Sin previo aviso Len entrelazo delicadamente nuestras manos, giro el picaporte de la puerta y me dirigió al salón donde todos mis amigos se encontraban con una sonrisa de oreja a oreja, incluyendo a mamá. 

- ¡Malditos traidores! - Fruncí mi ceño ante su deslealtad ¡Ellos planearon todo!

Ellos siguieron con sus sonrisas de oreja a oreja y Len seguía arrastrándome fuera del departamento, para realizar ¡Nuestra cita! 



¿Me perdonas? | RiLenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora