-Nos hemos perdido ¿no es cierto? -Tyna me miro con evidente enfado desde encima de la roca sobre la que estaba parada.
-No, hemos seguido la ruta correcta, no tengo idea de que ha pasado -le respondí, con voz cansada, pues ya era la octava vez que me recriminaba eso.
Salimos de la ciudad hace casi dos semanas y desde entonces habíamos recorrido un camino cubierto de maleza, que parecía no haber sido transitado por nadie durante décadas, aunque, según Naten, era la ruta más rápida hacia el siguiente pueblo. Hasta ahora nos habíamos encontrado con algunas criaturas, pero gracias a que Sarel cubría nuestros alrededores con runas de protección cada vez que nos deteníamos a descansar, no había habido mucho problema. Eso sí, la tinta se estaba acabando y no había forma de conseguir núcleos de monstruos aquí. Cuando se acabe creo que tendré que improvisar para hacer más.
-La geografía es muy cambiante en Demery, algunas cosas incluso cambian en cuestión de días, no por nada dicen que es un lugar muy duro -comentó Aria, leyendo algunas notas que nos había dado Cis antes de partir. A cambio yo les enseñe a inscribir runas en los alrededores de la ciudad, aunque también lo hice porque me sentía un poco mal de dejarlos solos. Pero tengo trabajo que hacer, quedarme estaba fuera de cuestión.
Es una promesa.
Sacudí mi cabeza para despejar ese pensamiento. No es el momento, aun no.
-Sí, ya, pero es demasiado -dijo Tyna, mirando hacia el frente.
En el mapa se decía que aquí había un pequeño río que se podía cruzar nadando, pero ante nuestros ojos se encontraba un enorme lago lleno de agua turbia.
-Cruzarlo a nado me temo será imposible, incluso si todos pudiéramos nadar -Sarel se agacho en la orilla y sacó algo de dentro del agua-. No parece que lleve poco tiempo aquí, ya han crecido las Cimiras en la orilla ¿de cuándo es ese mapa?
-Pensé que unos seis años, máximo, pero ahora veo que tiene más -conteste con desgana. Las Cimiras eran una especie de algas parecidas a ramas, d color lila y comestibles, aunque sabían horrible, crecían a las orillas de los ríos y lagos, pero tardaban cerca de diez años en alcanzar su tamaño máximo, como la que sostenía Sarel.
-Eso te pasa por no fijarte antes, pero que descuidado eres -me recrimino Tyna, mientras bajaba de la roca-. ¿Y ahora? ¿Cómo cruzamos, genio?
-Nadar esta fuera de cuestión -dijo Aria-. Como dijo Sarel, ni él, ni yo podemos.
-Y nosotros no los podemos llevar hasta la otra orilla -complete-. Igualmente no podemos dar un rodeo, nos tomaría semanas. Solo nos queda hacer una balsa improvisada.
-Entonces comiencen -Tyna se sentó en la orilla y comenzó a meditar-. Háganla lo más fuerte que puedan, este lugar me da muy mala espina.
-Clarisse, has lo mismo que Tyna -no debía subestimar los presentimientos de mi hermana, generalmente tiene razón y ambas son las más fuertes del grupo-. Aria, Sarel, ayúdenme a cortar madera, pero no se separen y no entren a la selva.
Los tres asintieron y comenzamos a trabajar. Tardamos un poco, terminamos la balsa antes de que cayera la tarde, pero durante todo ese tiempo sentí, con escalofríos, como éramos observados desde la maleza tras nosotros.
-¿Que hacemos chicos? ¿Vamos ahora o esperamos al amanecer? -les pregunté. No tardaríamos más media hora en cruzar el lago.
-Ahora -me respondió Tyna, incorporándose-. Sé que has sentido lo mismo que yo, así que también sabes que es mejor estar del otro lado cuando sea de noche.
ESTÁS LEYENDO
Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.
AventuraDavid es un hombre que ha estado solo toda su vida, un día muere de manera extraña. Sin embargo despierta en un lugar desconocido con el cuerpo de un bebé, es entonces que se da cuenta de que ha reencarnado. Pero su nueva vida parece transcurrir de...