Elemental.

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Aria

¡Hill! ¡Idiota!

No podía creerlo, usar su supuesta autoridad como mi maestro, y eso que dijo que jamás lo haría, si ni siquiera Tyna me había dicho nada, nunca...

Mientras refunfuñaba en mi interior, escuche un sonido extraño y al darme la vuelta vi que el lugar donde Hill estaba luchando de pronto fue cubierto por un domo hecho de luz. Genial, ahora aunque quisiera, ya no podría regresar.

—¡Demonios! —sin otra opción seguí corriendo para alcanzar a Sirien, maldiciendo una y otra vez a Hill por obligarme a marchar.

No es que no entendiera porque lo hizo, más bien es por eso que estoy tan preocupada, la bestia a la que se está enfrentando no es cualquier cosa, es un dragón, un dragón. Mama me contó varias leyendas sobre ellos y me dijo que los negros son los más peligrosos y fuertes: uno solo podría destruir naciones enteras. También me dijo que por lo general se muestran pacíficos o simplemente desinteresados de las actividades humanas, por lo que nunca atacan a nadie que no sea su presa. Era claro que este dragón no era como los de esas historias.

—¡Sirien! —al fin alcance a ver a la elfa. Hill dijo que era importante protegerla y ciertamente el dragón parecía estar tras ella, pero no entiendo el porqué, hasta ahora no la he visto sobresalir en prácticamente nada.

—S-señorita Aria —Sirien se detuvo y me miro con evidente alivio—. ¿Y-y el pequeño maestro?

—¡Está peleando contra esa cosa! —le dije, exasperada—. ¡Ven! ¡Vamos a un lugar seguro!

Tome a Sirien de la mano y comencé a correr hacia el palacio a donde habían ido Tyna y los otros. Ella dijo que también la estaban atacando, pero siento que el lugar más seguro es donde están aquellos que sirven de guardaespaldas para los invitados del experimento, ya que así hay más personas disponibles para defenderlo.

A mi alrededor pude observar a la gente que se estaba reuniendo en las calles para ver hacia la barrera. Posiblemente pensaban que el dragón era el único monstruo que había logrado ingresar a la ciudad y por eso se sentían seguros ahora que se encontraba encerrado. Tal vez tuvieran razón, hasta ahora no he visto ninguna otra criatura mágica, puede que lo que escuchamos al principio del ataque solo fuera una ilusión.

Pues no, desgraciadamente no era una ilusión.

Una de las casas enfrente de nosotras exploto, lanzando escombros en todas direcciones. Todas las personas, que hasta hace un segundo se encontraban en paz, comenzaron a correr para huir de lo que sea que hubiera destruido el lugar. En medio del polvo que se había dispersado, apareció una figura de unos cinco metros, con un pelaje blanquecino que cubría todo su cuerpo, apoyado sobre dos patas cortas y dos brazos gruesos y musculosos.

La mayor parte del rechoncho hocico de aquella criatura estaba marcado con runas que alguien había tallado en su piel, además, al igual que el dragón, la criatura también parecía estar ciega, sus ojos estaban lechosos y quemados. Aun así lucia como si supiera donde estábamos, pues miraba en nuestra dirección.

—¡Sirien! ¡Detrás de mí! —comencé a llenar mi espada de energía mágica para enfrentarme a esa cosa. Puede que sea una novata, pero siento que incluso yo puedo ganarle, no parecía ser muy veloz. Aunque, ahora que recuerdo, una de las reglas más importantes que menciono Hill durante una plática en Sarte, era que uno nunca debería confiarse, el exceso de confianza conducía siempre al fracaso.

Era extraño, las personas a mi alrededor, al principio alteradas por la llegada d la criatura, de pronto se detuvieron y comenzaron a a retroceder hacia mí. Un poco temerosa mire a mí alrededor para ver cuál era la causa de ese repentino cambio.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora