Por diferentes caminos.

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Caos. No podía haber otra forma de describir lo que aparecía ente mis ojos. Una ciudad se derrumbaba mientras el mundo era consumido desde adentro.

En medio de aquel cataclismo había una pequeña llorando y mirando a su alrededor, pero no había nadie cerca para ayudarla. Quise ir junto a ella, animarla para calmarla, pero no me podía mover. Yo ya estaba muerto.

La niña me miro con sus ojos verdes, llorosos y luego hablo. Su voz no concordaba con su figura, pues era la de una mujer.

Lo siento. Por favor, perdoname.

De pronto todo se oscureció y cuando la luz regreso, me encontraba en una habitación espaciosa. Frente a mi había diez personas, todas con marcas diferentes en las manos, sin embargo, solo eran siluetas, no podía distinguir quienes eran, aun así estaba seguro que ya había visto dos de esas marcas: una en Tyna y la otra en Sirien.

Las figuras parpadearon y se desvanecieron, pero en su lugar apareció una mujer de cabellos dorados y mirada triste. Parecía... Divina, no había otra forma de describirla. Pero su presencia era traslúcida, etérea. Efímera.

Lo lamento, pero eres mi ultima oportunidad. Ya no queda nadie mas, solo . Espero que me perdones y me ayudes, hijo de la tormenta. No puedo hablar mas, solo soy un eco, mi tiempo es limitado, pero... ¡Por favor! ¡Salva a mis niños! ¡Por favor, no me guardes renc... !

Una voz fría y distante se interpuso, no parecía estar amenzandome, sino que hablaba como si de un hecho inevitable se tratara. Aunque sonaba casi igual, no era la misma que escuche en la ciudad del puerto, esta parecía mas... Calmada.

Para bien o para mal, la era de la magia esta a punto de acabar. Y serán ustedes o nosotros. No existen puntos intermedios. El despertar esta cerca, no interfieras, solo retrasaras lo inevitable.

Después se desvaneció.

Desperté en una cama acolchonada. Lo ultimo que recordaba era al dragón, ya después de eso mi mente se encontraba en blanco.

Suspire para calmarme y entonces recordé el sueño. Solo que ya sabia que no era un simple sueño, eran demasiadas coincidencias.

—¿Ya has despertado?

Cere entro a la habitación por una puerta lateral, en sus manos traía una lanza y estaba sudando, al parecer había estado entrenando.

—¿Que paso? ¿Donde estoy?

—Estas en el sanatorio del cuartel. Llevas dos días desmayado, al parecer gastaste demasiada energia en ese ataque. De verdad que estas loco —Cere se sentó en una silla junto a la cama—. El comandante te trajo aquí después de que mataramos al dragón.

Theria Volumen 1: Un Nuevo Mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora