Capítulo 28...Retención

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POV ALÍA

No sé qué ha pasado estas últimas semanas, pero en una lucha constante con mi cuerpo logre recuperarlo. Ahora mismo me dirijo a la manada huyendo de esas locas mujeres. Recibí una paliza enorme cuando se enteraron que volví a mi cuerpo. Simplemente no entiendo el porqué.

Ahora mismo mi mente pelea para alejar a Briana de mi mente, solo grita que regresé, pero mi único objetivo es advertir a la manada de lo que ha pasado. Corro por los claros de bosque, siento los gritos de esas mujeres aun a la distancia, pero simplemente no me importa. Tengo uno de mis ojos hinchados y ciego, además de mi brazo muy herido, no sé con qué objeto me han golpeado, pero duele demasiado.

Corro divisando la carretera y viéndola solitaria quiero gritar al mundo entero. Necesito ayuda, ahora mismo. Un camión se acerca y pido ayuda desesperada, un hombre un poco gordo y con una gran barba se baja de ahí y sin dudarlo subo ante su ayuda.

-¿Dónde se dirige?

-Al norte, al bosque de la cuidad.

-Yo voy al norte, pero no entre por ahí, le puedo dejar afuera.

-Si, como sea, solo arranque por favor.

Lo veo analizarme desde lejos y me ofrece una botella de agua, mi vista viaja al espejo y casi me infarto cuando veo mi cara con moretones, en mi ojo, pómulo derecho y mi labio abierto, además de las marcas de estrangulamiento de esas brujas.

-¿Cómo se hizo eso? - pregunta el hombre.

-Me caí en el bosque, por un barranco - menciono cuando lo veo dudar. - Las marcas del cuello son de la soga que me sostenía mientras intentaba cazar. - miento descaradamente.

-Llegaremos en unas dos horas, puedes descansar si quieres.

-Sí, gracias - menciono fingiendo dormir, a estas alturas no confió en nadie y debo estar atentas por si las brujas vienen.

Dos horas en el carro terminaron siendo tres en total.

-Yo, llego hasta aquí. - dice mientras miro las afueras del pueblo humano.

-Sí, gracias. Me la puedo quedar - exclamo con una chompa negra en las manos.

-Sí, claro, es de mi hija, pero seguro y no lo notará.

-Gracias.

Me bajo del camión y me coloco la chaqueta con capucha. Camino por los alrededores del pueblo y aunque algunas miradas recaen en mí, trato de ocultar mi cara, hasta recordar el camino de regreso a la manada.

Son casi las doce cuando encuentro el atajo correcto y camino a la manda, una hora más tarde veo el claro del pueblo escondido. Mi idea es pasar por ahí, pero cuando miro todo lo de mi alrededor me quedo admirada, hay algunos cadáveres y el pueblo, eses que Anton amaba, se encuentra casi extinto por el fuego. Varias personas tienen una carpa como su única vivienda y muchos de ellos están heridos. Quito mi capucha y observo aterrada el feo panorama, personas que atienden a otros, heridos que piden auxilio y cuerpos inertes por montones. ¿Qué paso aquí?

Una niña pequeña me mira y busca consuelo en su madre, varias personas posan su vista en mí y hombres se interponen delante de mujeres y niños.

Corro desesperado al castillo, quiero llegar y saber qué pasa. La mirada de la gente del pueblo, es de miedo, de resentimiento y odio. No entiendo que paso, y quiero hacerlo.

Desesperada busco la mansión de Anton y veo horrorizada como una parte de ella ha sido destrozada. <<Mi hijo>> es lo único que puedo pensar, mi bebe ¿Qué paso con él?

Atrapada en ti®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora