14. ¿Eras tú? {Parte 1}

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Tan solo una semana había pasado desde el sepulcro de la pequeña Anelise, ella se sentía cada vez más y más hundida en la depresión y no tenía una forma para salir de ese oscuro sitio.

Jadelyn P. V. O.

El estado de mi hermana mayor me preocupaba de sobremanera, Iden y Math habían intentado de todo para tan siquiera hacerla probar un bocadillo, pero ella se encontraba tan absorta en ese mundo que en su cabeza había creado que ni se inmutaba a contestar o algo por el estilo.

Una lechuza negra se posaba en la ventana de la cocina cada cuatro días, a la misma hora sin falta, todas las cartas que traía consigo eran de una sola persona, cada carta que llegaba decía algo distinto, pero todo relacionado con Pansy, eran pequeños poemas que a ella le gustaban, sin falta yo se los leía semana tras semana.

Parecía ser que a él realmente le importaba mi hermana pues demostraba preocupación en cada letra, en cada párrafo que en el pergamino había, cada semana era la misma pregunta "¿Hay cambios?" y yo escribía siempre la misma respuesta "No. Todo sigue igual" pero esta semana fue diferente, no hubo ninguna carta.

Subí a la habitación de Pansy, ella estaba recostada junto a la ventana en el sillón con la mirada perdida en el horizonte, cerré despacio la puerta detrás de mí y me acerque con la misma lentitud hacia ella.

–Hoy no hay carta, Pans...– susurré al tiempo que me detenía justo cuando ella posó sus preciosos ojos color aceituna en mi delgada figura. Soltó un suspiro que a mi parecer era de decepción y volvió a dirigir su vista hacia aquel sitio. A pesar de que ella no sabía quién era esa persona que le mandaba los poemas, parecía haberse distraído con ellos pues siempre que terminaba yo de leerlos para ella, extendía su mano derecha y se lo entregaba para posteriormente ver cómo ella los guardaba. Al ver que no tenía intención de mirarme o hablar conmigo me senté en su cama, igual que lo hacía siempre con la esperanza de que fuera ella quien comenzase a hablar primero, pero como en ocasiones anteriores, eso no sucedió.

Me dispuse a hablar pero el sonido del timbre y unos toques en la puerta principal me hicieron levantarme de prisa para ir a atender a quien sea que fuese que se encontraba en la entrada de nuestra casa.

Un ramo de flores en color blanco fue lo primero que vi al abrir la puerta, tuve que parpadear unas cuantas veces para poder asimilar el hecho de que el chico realmente estuviese frente a mis ojos y no fuese una ilusión de mi cabeza.

–¿Qué haces aquí?– pregunté con la confusión notable en mi rostro, abrí un poco más la puerta para que el entrará.

–Quise para a verla antes de irme a Rumania... ¿Sigue igual?– cuestionó pasando al recibidor, le miré de reojo tras soltar un suspiro y bajar la cabeza.

–Tus cartas la sacan por ratos de ese abismo... de hecho, estaba con ella comentándole que hoy no había recibido nada, parecía decepcionada.– terminé de relatar caminado hacia las escaleras, haciéndole una seña para que me siguiera a la primera planta.

–¿De verdad?– me preguntó incrédulo. –¿Y ella sabe que soy yo quien las manda? –se le escuchaba preocupado, con duda subió junto conmigo y caminamos hacia la habitación de Pansy.

–No, ella no lo sabe, quédate tranquilo que me tomé la libertad de que no pueda ver tus iniciales en el pergamino.– le tranquilicé y posteriormente guarde silencio para luego abrir la puerta despacio y encontrarme con mi hermana en la misma posición de antes. –Pans... tienes visita...– dije despacio esperando que ella voltease hacia dónde él y yo estábamos.

Me enamoré de una SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora