26. Alianzas y Caos.

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| C A P Í T U L O  F I N A L |

P. O. V Draco

Meses han pasado desde que Pansy cayó en ese estado, ¿cuántos? no tengo ni la más mínima idea, no tengo noción, pero sé que son muchos.

Hoy me he quedado yo haciéndole compañía, me duele tanto verla en esa camilla, sentir el frío en sus manos, me cala, por que en verdad siento que no es ella, que ha muerto; más quiero mantenerme en pie y con la esperanza de que pronto despertará, sé que ella es fuerte.

Y me ofrecí otras tantas veces más a cuidar de mi mejor amiga, sin embargo, Weasley nunca se despegó de ella, hoy fue obligado por su familia a ir a descansar y darse una ducha, Salazar vaya a saber cómo seguía en pie si ya tenía casi dos semanas sin despegarse de este cuarto.

Él no quería irse, decía que ella se había movido, que su mano se había movido, creemos que sólo habrá sido algún espasmo muscular, los medimagos dicen que eso es común. Pero Weasley dice y persiste en que ella está recuperando la conciencia. Yo quiero creerle, pero me cuesta bastante.

Aunque también me asombra el saber que el pasado esta quedando atrás, que leones y serpientes estamos conviviendo por una sola causa, que velamos por el bienestar de nuestra amiga en común, Pansy nos ha unido, a pesar del infortunio, gracias a ella, estamos... superando el pasado.


P. O. V Ronald.

Estaba seguro que ella se había movido, tenía que apresurarme, no soportaba estar mucho tiempo en casa, Ginny y George me querían obligar a dormir unas horas, pero no quería hacerlo, ya había comido algo de lo que mamá había preparado y también me había duchado.

Ella se encontraba un tanto mejor, pero preguntaba por Pansy, era de la única que no se olvidaba, eso parecía molestar un poco a mi hermana; lo entendía, en cierto modo, creo, se sentía desplazada por una "desconocida". Yo tenía que mentirle a mi madre, diciéndole que Parkinson se encontraba en Bulgaria con sus hermanos, que un día de estos vendría.

Solté un largo suspiro cuando papá entró a mi habitación seguido de George y Ginny. Sabía lo que venía a continuación. Pero realmente no quería escuchar sermones, sólo quería regresar a San Mungo con Pansy, quería estar allí cuando despertara. Por que yo confiaba en que más temprano que tarde, ella iba a despertar.


***


P. O. V Narrador.

Después de que el pelirrojo menor de los Weasley se lograra escabullir de su familia y regresar a San Mungo, esa noche la única mujer del matrimonio de Arthur y Molly, aprovechó que todos dormían para salir de su hogar, alejarse unos metros por los maizales, aquellos por los que años atrás había corrido para ayudar a Harry cuando los mortífagos atacaron la madriguera. Iba a usar el método de aparición para llegar con cierta  chica de cabellos cobrizos que la esperaba, tenían meses planeando aquel atraco, estaban cegadas por los celos, el coraje y la rabia.

En el punto de reunión ya las esperaban aquellos integrantes de la logia del crepúsculo de plata. No estaban seguras de que serían bien recibidas, eran una traidora de la sangre y una sangre sucia, presentándose ante tres magos sirvientes de Lord Voldemort, sangre puras y que repudiaban a los que eran como ellas.

El licántropo, como todo líder, se atrevió a hablar primero.

—Entreguen sus varitas... les explicaré lo que tienen que hacer... mocosas...—

Ordenó el lobo con tal seriedad que las féminas no tardaron en obedecerlo.

—Muy bien, Rabastan, Rodolphus hagan los honores...— siseó agriamente pero amenazante él. Los Lestrange sonrieron triunfales y  se fueron aproximando hacia ambas ex leonas.


***

Bajo la maldición Imperius, Hermione y Ginevra caminaban tras el licántropo cuidándose de los dementores que custodiaban aquella prisión.

¿El plan de los ex mortífagos? Liberar a la joven Parkinson de aquel sitio y cobrar por fin la venganza pendiente contra la hija mayor de Idoline y Richard. En los confines de aquel lugar, en las celdas más recónditas, la ex Slytherin aguardaba por su libertad, la cual, Hermione Granger con un certero "Bomabrda" le otorgó, aún bajo la maldición imperio, las leonas y la logia mediante aparición conjunta se lograron librar de los dementores y llegaron a la que sería su guarida hasta concretar el plan a la perfección.

Un par de horas después, en la vieja casona que pertenecía a Greyback, justo en el comedor principal, yacían la castaña acompañada de la pelirroja, sentadas una al lado de la otra.

Emily a la cabeza, los Lestrange de pie, en una esquina y el licántropo tras las sillas de las dos chicas.

—Ron podrá no ser tan inteligente como Hermione, pero no caerá en tu trampa, Parkinson, yo sé por qué te lo digo— 

—Querida Ginny, que ingenua eres, para eso existe la poción multijugos... y tu hermanito me va a servir para acabar de una vez y para siempre con Pansy... va a lamentar haberse metido conmigo, si ella fue mala, yo soy mucho peor...—

Aseguró con aquella frialdad digna de una Slyhterin. Emily quería vengarse, Hermione quería vengarse, ¿y Ginny? Ella sólo quería a su hermano de vuelta.


P. O. V Ronald.

Llegué, recorrí el pasillo que ya me sabía de memoria, en el que ya había contado cada mancha al pasar. Draco estaba con ella, le contaba algo, ella mantenía los ojos cerrados, impasible en su letargo. Entré y él se levantó, seguro se iría ya. 

—Creí que vendrías más tarde, Ronald... ¿lograste descansar algo?— Me preguntó, pero yo negué sin decir nada, me acerqué a donde estaba mi novia, y tomé su mano, queriendo no ser descortés, pero no estaba prestándole mucha atención al platinado que estaba parado a punto de irse.

Yo me centré en ella, necesitaba verla despierta, anhelaba escuchar su voz, me hacía tanta falta, incluso extrañaba su humor tan sarcástico cuando se enfadaba, o el brillo de sus ojos cuando me contaba anécdotas de los viajes con sus padres y hermanos.

—No imaginas cuanta falta me haces, te necesito despierta, no puedo aguantar más, vuelve conmigo...—

Sonó a súplica, pero me sentía desesperado, aunque algo me decía que ella podía despertar, otra parte, muy en el fondo consideraba que ya la había perdido para siempre. Estuve un rato acariciando su mano fría pero ya no tan pálida, me resultaba reconfortante tener contacto con ella, era mi consuelo a falta de sus palabras.


***


En algún punto, supongo que me quedé dormido, no lo sé, pero cuando mis ojos se abrieron de nuevo, Harry estaba entrando junto a Jadelyn, le siguieron Mathias, Iden y Draco; analicé rostro por rostro, en todos noté lo mismo, preocupación, en unos más que otros, cansancio y enojo. 

Me enderecé, inclusive me puse de pie, pero en ningún momento solté a mi novia de la mano, mis ojos quedaron fijos en los de mi mejor amigo, quería una respuesta y estaba seguro que él me la daría.

—Ron... hay algo que debes saber...—

Comenzó a hablar, igual de serio que cuando teníamos algún caso, eso alarmó mis sentidos y me comencé a poner nervioso. Harry soltó un gran suspiro y pasó su mirada por todos los presentes, inclusive se fijó en mi novia con algo de ¿pena?. ¿Pero qué...?. Y entonces cuando todo parecía ir bien, el caos volvió a reinar con esas palabras.

—Hermione y Ginny han desaparecido... y Emily ha escapado de Albania...—

Tragué en seco y estuve a punto de caer de nuevo en la silla, pero mi atención se desvió al sentir un apretón en mi mano, con la que sostenía a...

—¡Pansy!— Exclamó Jade, mi estupor llegó a tal grado que no pude procesar lo que acababa de pasar, la vista se me nubló, los oídos me zumbaron y en cuestión de segundos todo se volvió negro.

Me enamoré de una SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora