III-. ¿Dieli?

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Da igual, no creo que le interese.

Error... Error... Error..

—antes necesito que prometas algo. —digo detras de la barda.

—hay promesas que no se pueden cumplir. —lo maldigo silenciosamente.

—pero esto es algo tan sencillo, que creo que lo puedes cumplir. —contesté con frialdad.

—está bien.

—no te rías. No comentes. No lo hagas. —él me mira con esos ojos tan hermosos.

Camino a pasos cortos y el se acerca a mí.

—¡No! ¿En serio no te has cambiado? —tira de mi brazo para acercame a él.

—es algo que te viene valiendo. —me safo de su agarre para quedar frente a él.

—no te enfades, es lo último que deseo. —dice sarcástico.

Dirijo la mirada a mi casa donde veo que Diego, mi hermano entra en la habitación.

—mierda, me tengo que ir. —corro con una velocidad de la cual yo desconozco que tenía.

—sí claro, adiós. —lo ignoro, mientras le enseño el dedo medio.

Diego sube por las escaleras lo cual me tranquiliza ya que no notará que estaba afuera. Es de esos típicos hermanos sobreprotectores, pero que a la vez les vale tu vida.

Entro y me encierro en el baño principal. Esperando oír algúna actividad cerca.

—Diós Samantha ya despierta... —baja las escaleras a paso rápido. —¿por qué no has ido a el instituto?

Aprovecho para salir del baño e ir hacia donde está.

—porque... —me pienso en una escusa. —se fue la luz.

—¿cómo has bajado tan rápido...? —me mira. —bueno, sabes... No te creo. Imposible que suceda algo así en ese instituto.

—pues ya sucedió.

—dime la verdad o le dire a papá que te suspendieron. —me amenaza, me sorprende su tono. Pero al fin y al cabo les estaría diciendo nada más que la verdad.

—¡pues es la verdad! —digo subiendome a una silla de la mesa.

—¿qué? —parece desorientado. Mi hermano a veces puede ser más inútil que yo, y esas veces me llena de felicidad, saber que pienso más que mi hermano.

—que me suspendieron. —digo con la cabeza agachada.

—Sam, ¡felicidades! —frunzo el ceño.¿Qué? ¿no debería estár molesto? —ya no eres la típica chica aburrida y santa que no tiene una suspención, reporte o citatorio.

—¿debería alegrarme? —pregunto con cierto sarcasmo.

—pues sí, o al menos yo lo estoy. —tiene una sonrisa perfecta, ahora entiendo como enamora a todas esas chicas, y no es que yo lo esté, sino que es algo simple de deducir. —no soy el único... ¿latoso? En la familia.

—Sam, ¿ya despertaste? Oigo ruidos. —dice Eli bajando las escaleras, con una cara adormilada.

Diego está apunto de decir algo como: presenta, o ¿me presentas a esta bella chica? Frases que las chicas aman que digan los hombres.

—Ni se te ocurra. —él me sonríe pícaramente.

—¿por qué no me habías dicho que teníamos visitas? —dice Diego dandome pequeños codazos.

Para Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora